Hace ya una semana que me cobré una deuda con casi veinte años de retraso: ver a The Cure en vivo. Mi primer y único intento para verlos antes consitió en hacer equipo con Acely para irlos a ver a Monterrey en aquella mítica primera visita a México. Dado que teníamos catorce o quince años de edad, nuestro padres nos contestaron algo similar a ¿y tu nieve de que la vas a querer?... nos quedamos con las ganas. En todas las giras subsecuentes siempre me agarraron fuera de mi lugar de residencia... ¡hasta ahora!.
Originalmente éramos cuatro asistentes, Payel, James, Tom y una servidora, pero ya que mi amigo Joe planeo su visita, se pegó a la expedición. No alcanzó boletos de piso como los nuestros, aunque ya estando ahi nos dimos cuenta que no había ningún problema con colarlo. Los alemanes son tan bien portados que ni precauciones toman para evitar ese tipo de tranzas.
Me gustan muchas de sus canciones de épocas variadas, pero el disco más siginificativo en mi historia personal es sin duda Disintegration. Por eso se me enchinó el cuero cuando me di cuenta de que abrian el concierto con Plainsong. Tocaron medio disco, aunque la gran austente fue Fascination street. Yo achaco la ausencia al hecho de que no traen tecladista, asi no hay manera de tocarla. Dado que estábamos muy cerca del escenario, pero de lado (el lado de Simon Gallup), el sonido no era maravilloso, pero las canciones eran tan buenas, que no me importó mucho al principio. Conforme avanzó el concierto a Tom y a mi nos pasó exactamente lo mismo, cantábamos las canciones a grito pelado, y de vez en cuando había una canción que nomas no nos sonaba, era una canción "nueva" (del 95 para aca). No vi a nadie más cantar salvo por Friday I'm in love, que tooodo mundo cantó. A mi la verdad ni en sus épocas me gustó.
El diseño del concierto es clásico y muy austero. Luces de colores, escenario chico, humito y unas pantallas que de vez en cuando mostraban algo. El look que traen es algo muy curioso, están completamente desacoplados. Porl Thompson con la calva irreconocible y una especie de traje de hombre araña encorsetado; Simon Gallup, que ahora decidió verse punketon, trae pelos rojos y tipo de Sid Vicious (treinta años después). El que mantiene el look es Robert Smith, que gracias al sobrepeso acaba pareciendo una dulce, amable, y desorbitada señora homeless. Eso sí, la voz la tiene igualita, idéntica, intocada.
Fui al concierto convencida de que no iban a tocar una de mis canciones favoritas, From the edge of the deep green sea, que considero una de las canciones más tristes y más hermosas del mundo. Casi me desmayo cuando la empecé a oir. Yo ya con eso hubiera quedado satisfecha, pero faltaban toneladas de buenas cosas por venir. Después de dos horas se retiraron, el público gritó, apaludió, y volvieron para el encore que comenzó con Lovecats para seguir con Let's go to bed, enorme. Tuvo seis canciones y cerró con Why can't I be you?. Desafortunadamente, justo cuando empezaron a tocar las mejores rolas fue cuando (suponemos) se tronó una estúpida bocina y el sonido acabó de irse al caño. Lo único que se oia era el bajo y como si lo estuvieran tocando abajo de un colchón.
Salieron, público grita y aplaude, vuelven con el set "Joyas de antaño". Chequen nomás: Three imaginary boys, Fire in cairo, Boys don't cry, Jumping someone else's train, 10:15 saturday night, y la gran sorpresa de la noche, Killing an arab. Yo pensé que en estas épocas de paranoia y correción política esa canción ya no se podia tocar. Canté y bailé como loca, aunque la verdad no oi gran cosa. Ya con tres horas de concierto, jamás se nos ocurrió que volvieran una vez más, ¡pero volvieron!. Las dos últimas perlas fueron Play for today, y la que me acabó de derretir, A forest. No puedo creer que hubo bestias que se fueron antes del primer enconre, se perdieron lo mejor. Yo por eso tengo una regla sagrada que dice que no hay que salir del recinto hasta que prendan la luz.
El setlist fue el de mis sueños (salvo por la ausencia mencionada) y el sonido fue el de mis peores pesadillas. Como sea al final pudo más la enorme emoción de pagarle la deuda a la pequeña adolescente que traia un fleco esponjado, picudo y tieso hace ya muchas primaveras. Es posible que mi excesivo uso de delineador negro hasta estos días se deba a esta banda.
3 comentarios:
¿¿Van a Austin??... chale, en mis épocas ahi nunca llegaron a ir más cerca que Houston. Ojalá tengan mejor sonido que aca, aunque eso no es tan difícil de conseguir, realmente estuvo fatal.
El set list si que estuvo de ensueño!!!!!
Pasa algo chistoso con bandas "transgeneracionales" como The Cure, efectivamente, cuando tocan canciones "nuevas" me quedo con cara de what y veo a los chavillos de 17 y alrededor cantandolas con un fervor y no tan emocionados cuando tocal 10:15 por ejemplo, pero bueno La Cura a demostrado estar a prueba del tiempo y Robert Smith sin hacer nada mas que cantar en el escenario tiene una especie de Halo que lo hace un ser magico...y mira que no soy TAN fan de Cure.
Saludos y un abrazo desde MTY
Ernesto.
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