Hoy logré conjugar mi spaghetti western favorito con comer spaghetti hecho a mano en mi propia cocina... hay conjugaciones especialmente placenteras.
El filme en cuestión es la obra maestra intitulada Once upon a time in the west. La he visto muchas veces y la pretendo ver muchas más.
La persona encargada de hacer la pasta fue mi amiga Sara (que es italiana) mientras los demás la hicimos de pinches.
Puro placer.
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