21.5.11

U2: Estadio Azteca

Hace dos años, yo hubiera jurado que las épocas de asistir a cuatro conciertos de U2 en una gira eran cosa del pasado... una serie de coincidencias geográficas lo hicieron posible de nuevo. Hace una semana tuve la fortuna de asistir al segundo concierto que dieron aquí acompañada por tres progenitores: mi padre, mi madre y mi madre adoptiva. Compañía de lujo.

Caminamos desde casa de mis papás al estadio para evitar el desastre de estacionamiento. Llegamos justo cuando comenzaba Snow Patrol, y usamos su set para encontrar un lugar ideal en nuestra seccion general: en gayola. Nos pudimos recargar en las pausas, bailar con bastante espacio, nos dio el airecito y estuvimos más alto que cualquiera.

Mi primera sorpresa llegó al notar que no abrieron con una canción del último disco, sino con una de Achtung Baby, pero la segunda sorpresa casi me tumba, ¡tocaron Out of Control! Es probable que muchos no sepan de qué hablo, pero esa es una pre-canción de U2, en el sentido de que salió antes de su primer disco. Es un clasicazo que dejaron de tocar hace mucho y que jamas nunca de los nuncas creí que la iba a oir en vivo. Entre los cambios muy afortunados de setlist (comparado con cuando los vi en Europa) está que decidieron incluir Zooropa. Me alegra que desempolven canciones de ese disco y de Pop (del cual tocaron fragmentitos), creo que ambos merecen más suerte de la que tienen. La última sorpresa llegó con la inclusión de Scarlet como introducción a Walk On. Fue otro ‘blast from the past’ que nunca me hubiera esperado.

En general creo que todos los cambios que le hicieron al show fueron muy positivos. Detallitos que le mejoraron a las proyecciones de la pantalla. Menos canciones del último disco (pero dejaron las buenas) y ¡5! canciones de Achtung Baby. El cambio más agradable no fue estrictamente culpa de ellos, aunque estoy segura que ayudaron. Las veces pasadas que escuché Walk On en vivo, la pobre Aung San Suu Kyi seguía arrestada, y ahora ya está libre. Yo particularmente supe de su caso por culpa de ellos y firmé peticiones para que la liberaran. Sospecho que no fui la única.

Cuando empezaron a sonar los acordes de But I Still Haven’t Found... Bono ni se tuvo que molestar en cantarla porque 111,000 voces decidieron hacerlo al unísono. Me enchinó el cuero oir un estadio Azteca repleto cantando una canción en un idioma extranjero. Hay que vivirlo para darse cuenta de lo sobrecogedor que es.

El sabor 'único' de éste concierto lo puso la presentación de cada miembro de la banda. Bono decidió hacerlos deportistas: Adam fue Rafa Márquez, Larry quedó como el Chícharo, a The Edge le tocó Hugo Sánchez, y Bono se autoproclamó El Canelo. Por lo que supe, en los otros conciertos no usó el mismo truco. Ya me dio curiosidad saber qué dijo en otras ciudades.

El interludio activista tuvo los elementos de siempre, pero esta vez el toque feliz lo puso la ya mencionada liberación de Aung San Suu Kyi. Esta es la tercera gira en la que le cantaron su canción tooodas las noches pidiendo justicia. Debe ser gratificante poder dar buenas noticias de vez en cuando. Me sorprendió oir a Bono tan clavado con el asunto del tráfico de armas de gringolia para acá, pero no me queda más que darle la razón, los números son escandalosos. En fin, nada nuevo en ese frente, nunca quitan el dedo del renglón.

Me alegró mucho ver que no cambiaron la parte final del concierto, porque desde el 2009 me pareció lo mejor. El micrófono/volante/volador, la gran bola de disco, Ultraviolet, y cerrar con Moment of Surrender (que me sigue encantando). También hay que mencionar la parte en la que pide que se prendan los celulares y apagan todas las luces. De nuevo, 111,000 sí iluminan más que 60,000.

Me gustó que en varias canciones de las más viejas decidieron mostrar pedazos del video original junto con imágenes en vivo. Me dio algo de ternura verlos en versión peluda, sin canas, sin arrugas, pandrosa y redescubrir que ya son muchos años de tenerles cariñito, que han madurado con dignidad, que siguen siendo geniales en vivo aunque sus discos me entusiasmen mucho menos que antes. Es claro que estoy loca, pero mi locura paga bien. Disfruto de manera tan plena sus conciertos, que no veo por qué habría de dejar de asistir a ellos.


Felices en Gayola (chequen los lentes de mi papá)

El coloso se enciende

Casi todos



De piso a techo

Me sigue encantado esa pantalla



Free at last!



Harto celular

Adioooooos

11.5.11

El fin de una era


Hemos pasado los últimos cuatro meses refugiados en casa de mis queridos padres, gozando de su compañía y de su ayuda todo el tiempo. Resulta que todo lo que empieza tiene que terminar y que por fin nos mudamos a nuestra nueva casa para comenzar nuestra vida como familia independiente en esta ciudad. Me asombra cuánto trabajo me costó cortar el cordón umbilical esta vez. Por supuesto ayuda el saber que estamos a 15 minutos manejando los unos de los otros, pero es un hecho que tanto nosotros como Leah nos acostumbramos a la presencia de los abuelos y los vamos a extrañar. (Aclaro que hemos telefoneado y ya hasta hubo visita domicialiaria de la abuela... a dos días de la mudanza). Desde aca quiero agradecerles una vez más su hospitalidad y la mucha ayuda que nos dieron. La historia hubiera sido mucho meas complicada sin ellos.

El otro gran cambio de la semana es que Leah ya va a la guardería. Desde que la fuimos a inscribir quedó encantada con el lugar y se le lanzó a los brazos a su maestra. Ha repetido la movida todas las mañanas. Entre los reportes está que el primer día tomo una hora de siesta, cosa que la dejó muerta de cansancio en la tarde. Hoy tomó ¡cuatro horas de siesta seguidas!... estaba muerta de cansancio en la tarde. Supongo que poco a poco entrará en ritmo. La otra monería es que el lunes me la entregaron con todo y regalo del día de la madre. Me hizo un coqueto cuadrito con sus manitas impresas en azul.

La floja de mi hija sigue sin gatear, pero todo parece indicar que lo que le urge es caminar. Se para sola agarrándose de lo que puede, y cuando pone las manos en el piso, estira las piernas, como gorilita. Si está agarrada de algo, da pasitos de un lado al otro. En el area verbal, en estos días le da vuelta a su selección de sílabas: mamama, bababa, tatata, dadada, nanana, y ñañaña. A veces avienta otras vocales, a veces otros ruidos (que a mi me suenan a fonemas chinos). Seguido muestra emoción, aprobación o sorpresa levantando al trompita y diciendo ¡uh! (más o menos como en la foto).

Entre las cosas que va a extrañar mucho están los paseos que religiosamente le daba su abuelo en el parque, a veces acompañado de alguien más. Su parte favorita está entre subirse con él al columpio y darle vuelo a unos niveles sorepndentemente bestias para una bebé y aventarse por al resbaladilla. Ella grita de felicidad cuanto más rudo le dan en cualquiera de los dos. Supongo que ahora será disfrute de fin de semana.

Es asombroso lo bien y rápido que se adaptó a la nueva morada. Ha dormido como si nada, comido muy bien, se ha bañado sin repelar y ya hasta hizo migas con el vecinito de enfrente que tiene dos años y medio. Claro que ayuda el hecho de que su abuela ya la vino a apapachar una vez y que mañana vuelve a recibir visita de ambos abuelos... les dije que era duro para todos eso de la separación.

Y ahora la anécdota de la semana: Niv estaba en el cuarto de atrás tratando de domar a la lavadora (que no se dejó). Cuando Leah acabó de cenar me la llevé a ver qué pasaba y en lo que discutíamos el asunto, ¡zaz!, que se cierra la puerta de la cocina, dejándonos encerrados en el patio de atrás y sin teléfono. Entré en pánico pensando en una noche aciaga en el cuarto d elavado con mi hija muerta de frío y hambre... luego pensé que le podíamos pedir a algún vecino que le hablara a mi madre para que viniera a rescatarnos con su copia de nuestra llave... pero luego me llegó el momento McGyver. Agarramos un mecate para la ropa, le hicimos un nudito, lo metimos por la rendija alta de la ventana y eventualmente logramos abrir la ventana principal de la cocina. Ya con eso, Niv pudo agarrar una pala de cocinar para lograr empujar la cosa que abre la puerta. Nos salvamos gracias al mecate que compré ayer y que mi madre instaló inmediatamente. Cerca la bala.