Volvimos via París, esta vez con solo una hora para transbordar. Sacamos el bofe corriendo por el aeropuerto para alcanzar nuestra conexion y en el último paso, cruzando seguridad, me robaron arteramente la botella de tequila que había comprado en el duty free de México. Sobra decir que me encabroné profundamente, grité a los cuatro vientos y al final solo me quedó mentar madres y correr para no perder mi avión. Les aviso que no se les ocurra comprar líquidos en duty free de mas de 100 ml si no van directo a una ciudad europea. Si tiene que transbordar, les van a quitar sus compras, o los van a mandar a checarlas en el mostrador de la aerolinea (si tienen tiempo, cosa que yo no tenía).
En fin, hoy que estuve desempacando empecé a reflexionar sobre mi viaje y cai en cuenta de que nunca había tenido unas vacaciones tan insatisfactorias. No es culpa de alguien o de algo en particular, en todo caso, es culpa mia por planear las cosas como las planeé. Por supuesto que no ayudo para nada el que me haya enfermado en la playa y me la haya pasado en cama. Mucho menos ayudo que mi gato muriera al final del viaje. No pude ver a mucha gente y con los que pude estar no pude platicar muy a gusto. Buena parte del tiempo estuve procurando pasear a mi futura suegra, cosa que rindió frutos porque ella volvió encantada, pero no me dejo tiempo para mis cosas.
En el lado bueno, logre ver a mi abuela y parientes de Chihuahua, conocí a mi nuevo sobrinito Diego (un encanto), logre organizar lo de la boda, comí muy bien y mucho, y hasta bajé de peso. También compré o me regalaron buenos libros y buenos discos (excepto por uno en vivo de los hombres G que esta pésimo), además de varias prendas de ropa y otras monerías. Y de qué me quejo, si hasta alcancé a nadar 10 minutotes en el mar... habiendo estado ahi una semana. No siempre se gana en la lotería de los viajes.
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