Concierto

Como les había comentado, tenía mis reservas de camino al concierto de la sexta sinfonía de Mahler (conocida como "la trágica", ¡imaginense!). En primera descubrí que les mentí con la orquesta, no fue la filarmónica de la ciudad, sino la Staatskapelle de Berlín, que normalmente es dirigida por Daniel Baremboim, pero que en ésta ocasión estuvo dirigida por Pierre Boulez.

El señor Boulez tiene casi 82 años y se ve en una pieza, vaya, ni siquiera camina lento. Tiene un estilo de dirección contenido, no hace ningún aspaviento, pero mueve a esa orquesta con el brio requerido para una sinfonía de Mahler. La pieza en cuestión es, en efecto, extensa, y en efecto, muy dramática, pero a mi no me parecio dificil de digerir. Puede que sea por mis superficiales conocimientos musicales, pero yo me la pasé muy bien.

En primera estaba fascinada por el increible cambio con respecto a mis experiencias anteriores inmediatas con música de concierto en vivo. En Austin, la orquesta sinfónica es decorosa para el rancho, pero el público es profundamente rústico (aplauden orgullosamente entre movimientos, por ejemplo) y aparte, el teatro donde tocan tiene una acústica fatal para una orquesta. Aqui estábamos en un verdadero recinto para una orquesta, con una orquesta de primer nivel, ¡y con un público educado!... hace toda la diferencia del mundo.

La mayor parte de la diversión para mí, corrio por cuenta de los percusionistas. Había seis y a diferencia de otros conciertos, aca se la pasaron en la loca total. Uno tenía tres posiciones distintas entre timbales, un triángulo, y un gong, pero mi favorito fue el platillero que al final se tiene que encargar de dos poderosísimos diablazos a una caja de madera con un martillo gigante. Aparentemente Mahler escribió tres martillazos originalmente, pero después de tocar la pieza en vivo, los redujo a dos.

En fin, que al parecer el pobre de Gustav tuvo una etapa muy difícil cuando escribió dicha pieza, pero el resultado acaba siendo muy disfrutable para el público.