Niv y yo creiamos habernos beneficiado de el horario del vuelo de regreso. Salimos de México cerca de la medianoche, cosa que nos permitió dormir varias horas en el avión, y llegamos por ahi de las 8:00, cosa que nos permitió irnos a dormir pronto. Nos estuvimos despertando por ahi de las seis de la mañana un par de días, pero para el sábado, ya hasta nos levantamos tarde. Creí que habíamos vencido el jet-lag en unos cuantos días... estaba equivocada. El domingo otra vez me desperté como a las seis, me cansé de dar vueltas en la cama y me levanté a leer un poco. Antes de las nueve volví a intentar dormirme y lo logré, pensando que algo o alguien me iba a despertar a las once o algo así. Niv me despertó amorosamente, ¡pero a las tres de la tarde!. Con todo y todo me pude dormir poco después de la medianoche, pero antes de las cuatro los ojos se me abrieron como persianas y aqui sigo, tratando de conciliar el sueño.
Lo peor del caso es que hoy lunes es mi primer día laboral y sospecho que voy a estar como zombi todo el tiempo. A ver cuántos días me lleva sobreponerme al error garrafal del domingo. Por lo pronto estoy leyendo peródicos atrasados. Tal vez debería encontrarme lecturas mas aburridas, a ver si me mandan a dormir. Moraleja: hay que tener un despertador para recuperarse del jet-lag.
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