Desde hace un par de meses he estado diciendo que quiero un reloj (despertador) para mi buró porque en Austin me acostumbré a ver la hora en grandes números rojos. Niv amablemente rescató un viejo radio despertador y me lo dio, pero tiene un display como de calculadora así que no se ve en la oscuridad y tampoco sirve en las mañanas somnolientas. Hoy pagamos las consecuencias.
Me levanté tardísimo, me bañé y alisté a toda velocidad y antes de irme desperté a Niv para que no se le hiciera tarde porque teníamos que llegar a un seminario.
En el metro me encontré a una compañera de oficina y me dijo "que milagro que llegaste tan temprano". Yo pensé que era una exagerada. Al rato me topé con un colega y le dije "ahorita nos vemos en el seminario" y me vio con cara de que estaba loca. Ahi me cayó el veinte de que empecé el dia una hora antes de lo que pensaba. Es más, hice trampa en el metro porque mi boleto solo sirve para después de las 9:00 y yo me subí antes. Lo bueno es que no me cacharon, hubiera sido la cara sorprendida más genuina que los inspectores han visto en años. La prueba fehaciente de que realmente nos hace falta el reloj es que Niv tampoco se dio cuenta hasta que llegó a la oficina y yo le dije.
1 comentario:
Hace unos meses me pasó lo mismo: adelanté accidentalmente mi despertador una hora, no la hora a la que suena, sino la hora que marca, el resultado fue que me levanté a las 5 en lugar de a las 6 y estaba lista para dar mi clase de las 7 de la mañana una hora antes. Como a esas horas indecentes todavía es de noche, no me di cuenta de mi garrafal error hasta que salí de mi casa y me pareció muy sospechosa la falta de actividad (salvo un gato que estaba escarbando en la basura del vecino, no había nadie). Antes de hacer el oso de llegar a la escuela antes de que abrieran volví a mi casa a consultar el reloj de la cocina.
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