17.1.11

Anexas

Estando tantos días en Playa del Carmen, por supuesto que aprovechamos para visitar los alrededores. Las salidas con la pequeña son algo complicadas, así que no nos aventuramos demasiado lejos.

La primera visita fue a Cozumel, con el propósito principal de ver a mi querida amiga Mariana, que reside ahi desde hace unos meses. El ferry fue el primer viaje en "barco" de Leah. Ya en la isla, decidimos ir a la zona arqueológica que está en medio, llamada "San Gervasio". Resultó ser mucho más grande de lo que esperábamos, así que sólo vimos la mitad. Comimos rico al lado del mar y luego descubrimos que el día no nos rindió para mucho más y que había que volver a treparse al ferry. Al menos sabemos que para la siguiente hay que irse directo a un club de playa y tumbarse a disfrutar.

Ya que llegó mi madre, aprovechamos para ir a Tulúm. Ninguno de nosotros había visitado als ruinas en décadas, y vaya que han cambiado. Mi mamá dice que recuerda haber ido cuando no había entrada oficial y la gente se trepaba a las piedras como si nada. Nos dio gusto comprobar que han arreglado la zona muy bien y que es bastante fácil acceder con la carriola. Sigo sin entender por qué el color del mar es particularmente arrebatador ahi, es realmente perfecto. Cerramos ese día cenando riquísimo en uno de los muchos restaurantes de playa de la zona. Niv y yo hasta nos metimos un ratito a nadar.

La última salida fue a Xel-Ha. Una vez más, mi madre recordaba haber ido antes de que fuera parque privado, cuando la gente se aventaba a nadar así nomás. La entrada suena cara al principio (80 dólares), pero es justo decir que el sistema funciona muy bien. Se pueden hacer ahi tanto el almuerzo como una comida tarde o cena temprano, incluidas las bebidas alcohólicas. La parte básica del equipo (snorkel, aletas y chaleco), así como toallas y llanta para flotar están incluidas. Hay varios lugarcitos monos para explorar caminando y muuuucho espacio para nadar y snorkelear. Vimos peces de una buena variedad de tamaños y colores. Me emocionó en particular ver una pequeña mantaraya y caracoles en movimiento. El frío nos impidió pasar mucho tiempo en el agua, pero supongo que mi madre y Leah, que se quedaron en la orilla, lo agradecieron.

En San Gervasio

Leah y la tía Mariana

En el ferry

Tulúm

Con los abuelos

La familia en pleno

Xel-Ha

Recién despertada

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