Ayer fue uno de esos días que, citando a Mafalda, lo malo de uno son los demás. Sin entrar en detalles, hay veces en que la falta de sentido común ajena lo pasa a perjudicar a uno. Afortunadamente las cosas se resolvieron al final, pero si hubo un momento en el que quise ahorcar a alguien ¡que ni conozco!
Después de esa primera mitad de día complicada, la segunda mitad fue mucho más agradable pero movidita. Primero fuimos a cenar con la familia de Niv, de la cual hay dos miembros de visita desde Israel. Comí mucho y rico.
Luego, yo me fui de vaga con mis amigas a ver al premiere de Sex and the City. La película me gustó, mas que un episodio largo se siente como una temporada condensada. Tiene una buena combinación de chistes y drama, la ropa sigue siendo inenarrable, la mayoría se ve bien para los años que han pasado. Éramos 95% de mujeres en la sala, muy gracioso.
La chamaqueada sucedió cuando acabó el filme y nos dimos cuenta de que era bastante largo, por lo tanto ya solo nos quedaban un par de trenes para volver a casa. Nadie nos avisó que el metro está en obras asi que deja de funcionar una hora antes de lo normal. Ahi tienen a 150 mujeres (algunas con unos tacones harto imprácticos) tratando de encontrar alternativas de transporte. Caminamos hasta una ruta nocturna de tranvía, solo para descubrir que se tardaba 50 minutos en pasar. Procedimos a volver a nuestros hogares a pata, cosa que resultó de lo más agradable en la noche cálida, pero nos llevó algo más de una hora. Me acabé yendo a dormir a las 3:00. Denso el día.
P.D. ¡Felicidades madre!
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