Me subo al metro. A medio camino a la chamba descubro que se me olvidó mi cartera y eso implica que estoy viajando de polizón. A esas alturas el riesgo de volver por mi boleto es igual de alto que el de seguirme hasta el trabajo. En promedio me toca que chequen boletos a lo mucho dos veces al mes, asi que cruzo los dedos para que no me toque ese día. No me queda de otra.
Trés estaciones antes de mi destino se suben los inspectores y me tuercen... of course. Ahora le debo 40 euros al sistema de transporte de la ciudad, además de los 59 que ya les pagué por mi boleto mensual. La ley de Murphy es infalible. Que pinche coraje.
3 comentarios:
Qué mala suerte. Cuando anduvimos en el metro de Munich pensé más de una vez en los inspectores y los usuarios ilegales, pero nunca se me ocurrió el caso de un polizonte involuntario. ¿Te creyeron los inspectores cuando, como supñongo que hiciste, les explicaste que habías olvidado tu cartera?
Han de haber pensado "esta mexicana tranza"
Yo creo que sí me creyo lo de la cartera, y que le dio lo mismo. Y seguro que más bien pensó "esta mexicana pendeja".
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