Siempre me da mucho gusto volver a Austin, y siempre me da mucho gusto ver a las personas que conocí en Austin y que ahora están regadas por toda la tierra, pero cuando ambas cosas suceden al mismo tiempo, es imposible no tener una sensación de flash-back o de haberse trepado a una máquina del tiempo.
El resultado de la conjunción cósmica fue que me pasé dos semanas durmiendo muy poco y comiendo mucho. Al cocktail también hay que aventar a todos aquellos que todavía viven en Austin y que son bastante animosos. Todos los días había algún plan para ir a un antro, al cine, o a cenar. Quedé hecha polvo.
Afortunadamente alcancé a visitar todos los puntos alimenticios básicos de un viaje a Austin (tacos, thai, chino, coreano, carne, BBQ, buen Tex-Mex), a hacer el shopping típico (jeans, productos de farmacia, latas variadas), y a ver a todos mis cuates (todos menos Yoshie). El cambio de euro a dolar es tan brutal, que decidí dejar de convertir precios, porque si no me hubiera comprado tooodo lo que vi en todas las tiendas al grito de "es una ganga".
En el vuelo de regreso, por fin nos hizo justicia la revolución, nos upgradearon a business (¿qué tal el pocho puro y duro?). A mi siempre me ha sacado ronchas el concepto de élite (del elitista, no de ventilador), no me parece bien que por pertenecer a un grupo x, a la gente se le de un trato preferencial. Por otro lado, sí hice una inversión muy dolorosa de horas-nalga en muchos aviones en el último año. Mis prejuicios en contra de las élites se fueron al caño en cuanto pude entrar a los lounges de los aeropuertos, dormir un par de horas en posición casi horizontal, activar el botón de masaje del asiento, ver la cobijota que tenía disponible, usar los artículos personales que están en el asiento, etc... con dinero (o status) baila el perro.
El Dr Shirley rodeado de chicas.
Reflejos increibles... tanto del dueño de la mano como de la fortógrafa.
Chelas en el crown & anchor... asi de berían ser todos los viernes.
4 comentarios:
El ventilador tiene hélice
Mi señora madre tiene toda la razón, no se por qué pensé que los refrescos elite de Chihuahua tenían una hélice como símbolo, de ahi la confusión. Disculpas.
Tamales.
¡Tamales!... claramente no estaba muy concentrada cuando escribí este post. Aclaro: Marcos fue el anfitrión de la única cena casera que tuvimos en Austin, y estuvo buenísima, llena de finos productos regiomontanos (y anexas).
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