La parte buena de estos últimos días: los pumas van a la final (¡goooya!), y los venezolanos reaccionaron a tiempo.
La parte mala: qué clase de país es México cuando la suprema corte tiene un fallo tan cínico, gandalla, ciego, falto de respeto e increiblemente estrecho de miras, y las únicas reacciones realmente indignadas se ven en cometarios especializados de la prensa. No me he topado ni a medio comentarista que defienda el fallo, pero de ahi en fuera, la pista de hielo jala muchisima más atención que ese asunto tan vergonzoso. ¿Cómo es posible que los poblanos hayan votado por el PRI con ese gobernador?. Me cae que sí traemos en el genoma eso de aguntar dos pianos de lo que sea que la clase política nos quiera endilgar, y asi nos va.
Para documentar nuestro optimismo, dos casos que no tiene nada que ver con lo expuesto arriba, aqui les dejo las ligas a un par de postings en dos blogs cuyos comentarios me han dejado helada: el de Sheridan y el del Warpig.
1 comentario:
Disculpa que ande tan lejos de México, pero ¿sobre que se pronunció la SCJN?
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