Yo en general tiendo a la resignación en los viajes largos. Cargo con miles de cosas que me pueden entretener y rara vez me desespero. No se qué me pasó esta vez, pero algo no funcionó. Desde que me levanté estaba de mala leche y andaba bastante ansiosa. No tuvimos ningún atraso o contratiempo, y sin embargo me la pasé mucho peor que en otros viajes. No entiendo qué mecanismos tiene el cerebro para hacernos estas cosas.
Lo unico peculiar del viaje fue el aterrizaje en el DF. Como de costumbre entramos por el norte y luego dimos esa especie de vuelta en U bordeando el valle mientras se desciende. Ya muy abajo vi pasar el foro sol, boulevard puerto aereo, los hangares, la pista y ¡bolas!, a unos metros de la tierra, el piloto piso el acelerador y vamos abruptamente hacia arriba otra vez... en un jumbo. Primero dio un anuncio en francés en el cual solo entendí la palabra "gas" y luego en inglés donde solo entendí la palabra "runway". Niv y yo especulamos los siguientes quince minutos mientras volviamos a darle ala vuelta al valle. Una vez que aterrizamos sanos y salvos, le preguntamos a la azafata y nos dijo que la pista estaba ocupada la primera vez y por eso tuvo que dar el volantazo. Una vez más entendí por qué tienen que mandar pilotos con mucha experiencia a la ciudad de México.
Pero bueno, ya estamos en mi querida ciudad natal y hemos aprovechado para comer cual debe ser. He comido quesadillas (tortilla de maiz hecha a mano con queso Chihuahua, mmm) en casi todas las comidas. Mi madre tuvo el detallazo de organizar unos chiles en nogada anoche, que nos supieron a gloria.
1 comentario:
Chiles en nogada = lagrimita.
Por cierto diles a tus papas que también están invitados si se quieren dar el rol a la otra boda ok?
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