11.9.11

In memoriam

Aqui va mi propia versión de "lo que recuerdo de ese día". Nunca la he escrito, y el décimo aniversario me parece un momento adecuado para hacerlo.

Como la mayoría de ustedes ya saben, yo vivía en Austin el 11 de Septiembre del 2001. Compartía un departamento con Claudia, que en ese momento estaba viajando por África, así que esa mañana estaba sola. Como todas las mañanas me levanté y prendí la tele en CNN para tener las noticias mientras me alistaba para salir. Cuando vi los contenidos duré un buen rato muy confundida porque no entendía de qué clase de ficción estaban hablando y por qué duraba tanto... hasta que entendí que eran escenas en vivo y entré en estado de shock, como todo mundo. Como todo mundo, me tocó ver la escena del segundo avión chocando contra la segunda torre en vivo. Le hablé al que en ese momento era mi novio (que vivía en otro estado de EEUU), y ambos procesamos un poco el shock mientras vimos cómo se colapsaban las torres.

Después de un par de horas de estar pegada a la televisión, decidí que era mejor salir de la casa y ver a la gente en la universidad. En la entrada del edificio me encontré a un compañero del posgrado que lo único que dijo fue "why?". Lo que se me ocurrió responder fue que no se puede racionalizar un ataque bárbaro a la gente inocente, no hay manera de justificarlo, nunca, bajo ninguna circunstancia. En el departamento me sorprendió ver que a pesar de que el clima era muy sombrío, la gente siguió trabajando y no hablaba gra cosa sobre el asunto. Esa noche me logré dormir escuchando llamadas de la gente a la estación universitaria de Austin.

No me sentí atacada sólo porque viviera en el país afectado en ese momento, ni por que las víctimas pertenecieran a docenas de nacionalidades, religiones, y orígenes étnicos, sino porque cualquier ataque de esa naturaleza, en el lugar que sea,  es un ataque a todos los valores en los que creo. La barbarie va en contra de la civilización, de la sociedad funcional de cualquier tipo. Si hay gente que cree que "atacaron a los gringos", es que no entendieron nada. La respuesta tibia o timorata de el presidente de mi país en ese momento, me avergüenza hasta el día de hoy. Un ataque como ese NUNCA debe dar pié a mezquindades, sin excepciones.

Mi madre tenía un boleto de avión para visitarme un par de semanas después. Me es difícil explicarles lo que significó para mí el oir su voz y decirme "acabo de hablar con la aerolinea, me dicen que probablemente sí voy a poder volar". No hubo ningún resquicio de duda sobre el hecho de que quería ir a estar conmigo, y que su prioridad era asegurarse de que podía hacerlo lo más pronto posible. Hubo gente que me recomendó empacar mis cosas y cruzar la frontera por tierra. De nuevo, no entendieron.

Y sí, el mundo cambió, los Estados Unidos cambiaron, desafortunadamente, ninguno para bien. En ese sentido, los terroristas ganaron. Nos hicieron más desconfiados, más excluyentes, más paranóicos, y más dispuestos a ceder derechos en nombre de una seguridad que no tenemos. No tengo ni idea de si esas tendencias se van a revertir en algún momento, por ahora no parece que sea el caso.

Hoy Niv y yo fuimos a un concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional. Decidimos ir porque el programa contenía dos piezas de Shostakovich. La pieza extra fue de un compositor Mexicano que yo no conocía, llamado Gutiérrez Heras. Después de comprar los boletos, nos quedó claro que en buena medida el programa fue armado con éste aniversario en mente. Las tres piezas son melancólicas, de hecho son casi trágicas. Dos de ellas aluden directamente a la muerte, en particular la sinfonía número 14 de Shostakovich, que es más bien una colección de poemas musicalizados, todos ellos hablan sobre la muerte. Los poemas son de García Lorca, Apollinaire, Küchelbecker, y Rilke... cantados en ruso (subtitulados, afortunadamente). Todos y cada uno son para salir al balcón más cercano y aventarse al vacío por la deseperanza. El concierto fue muy bueno, con excelentes solistas y una decorosa orquesta. El pianista (ruso) fue llamado para un encore, y antes de sentarse dijo en español básico, que dedicaba la pieza a las víctimas de los ataques de hace diez años. Me es difícil describir lo intenso del momento, lo emotivo que fue escuchar esa pieza de Bach. Yo y los que estaban alrededor de mí, soltamos lágrimas irremediablemente.

1 comentario:

Merecedes dijo...

Definitivamente el mundo cambió. Ya no es lo mismo que hace 10 años, vivimos con más miedo, el terrorismo crece y la injusticia pasa desapercibida. Hace poco estuve en Argentina, en un alquiler temporario en Palermo y me contaron los mismos vecinos sobre el caso AMIA Es lo mismo pero a menor escala. Es posible que con la tecnología de hoy no se encuentren a los culpables. SI no se hace es porque no se quiere!
Mechi