31.8.11

Abuelos (Saba y Savta)

La parte del viaje a Munich que proveyó la mayor cantidad de placer por minuto fue aquella en la que Leah pasó tiempo con sus abuelos. Un par de veces a la semana, su savta Nani cumplió la heróica misión de quedarse con ella mientras yo me iba a trabajar. Varias de estas veces aprovechaban para ir a almorzar con saba Tuvia. También la sacó a pasear muchas otras tardes que me dieron unas horas de respiro muy bienvenidas. Hubo también algunos días en los que se fue a pasar un buen rato a casa de los abuelos mientras Niv y yo socializábamos como y con adultos.

Los reportes de ese tiempo fueron todos fulgurantemente positivos, lo cual confirma que los abuelos en general existen para hacer felices a los nietos. Nani le enseñó varias cosas, como a decir "Nein", su primera palabra en alemán (que me da tristeza reportar, casi ha desaparecido), a hacer bu bu bu con la mano y la boca tipo piel roja, a usar el iPhone como entretenimiento con la aplicación talking Tom (que hasta la fecha pide diciendo "mauuu"), y muy importante, a consumir pasta en el almuerzo con singular alegría.

No se si les conté, pero mi hija se transformó en un barril sin fondo en Munich. Pasó de comer entusiastamente sus frasquitos de papilla, a querer zumbarse el contenido de los platos de todos los adultos en el vecindario (incluyendo de los desconocidos de la mesa de al lado). Ya reconoce las cajas de pizza y exige que las compratamos diciendo "!isaaaa!"

Volviendo a los abuelos, tengo que agradecerles, entre muchas otras cosas, que ambos cooperaron bastante en la etapa en la que la muchachita quería caminar y caminar y caminar agarrada de las manos de algún adulto. Afortunadamente la etapa pasó rápido y ahora ya tiene más independencia para los pasitos, pero esos días fueron rudos, y ambos abuelos se rifaron dándole bastantes vueltas. Me reportan que también aprendió a prender la televisión con el control, aunque esa es una gracia que no puede practicar en nuestra casa, ya que no contamos con dicho aparato.

En fin, que extrañamos mucho a saba y savta y que estamos muy agradecidos con todas las cosas lindas que hicieron con y para Leah. Ella ha estado practicando cono decir Nani, y a veces le sale muy bien, desafortunadamente, nunca en el momento requerido frente a skype... seguiremos intentando.

El iPhone de savta

caminar caminar caminar

¿A donde apunta su dedito?, a la cocina

Interactuando con los controles remotos

En casa de savta

"Descansando" con saba

Excelentes cuidados, savta se empapa, y Leah como si nada

21.8.11

Encuentros

Una parte muy importante de la visita a Munich fue la oportunidad de encontrarnos con gente muy estimada. En cas todos los casos nos quedamos con ganas de verlos más tiempo, pero más vale un ratito que nada. Entre comidas, museos y cumpleaños, le dimos vuelo a la vida social. Supongo que en los años venideros habrá menos y menos colegas conocidos en Munich, por aquellos de la circulación académica, pero al menos podemos contar con los amigos locales de Niv, eso sí están más enraizados ahí.

Algunos encuentros los tuve yo sola con Leah y alguien más, y debo decir que requiere bastante concentración tratar de platicar con alguien mientras persigues a tu hija, o le sacas piedritas de la boca, pero igual valió la pena. Varios encuentros fueron en lugares con jueguitos para niños, que son abundantes en Munich y seguido están juntito a la cerveza.

La visita más importante corrió a cargo de Acely y Mark. Aprovechamos para barrer varios museos en Munich con ellos y de paso hicimos tour gastronómico. Leah tuvo unos días particularmente enloquecidos por esas fechas, así que Acely la bautizó como Miss Duracell... me alegra informar que es etapa ya pasó y ahora es un poco más fácil salir con ella. Disfruté mucho el tiempo que mis suegros se quedaron con Leah y pudimos pasear como adultos un rato, de vez en cuando hace falta.

Hubo una noche excepcional en la que salí con un par de jóvenes paisanos, ambos estudiantes, uno de la UNAM y otro de allá. Les logré seguir el paso hasta las 3:00am, momento en el cual ya no pude meas y me fui a dormir mientras ellos se siguieron a perseguir los bares que cierran en la mañana. Otra vez, fue bueno jugar a ser joven reventado un ratito.

Martin ayudando a pasear a leah

Mi cumpleaños en mi restaurant favorito en Munich (el ángulo es culpa del tripié)

Cumpleaños de Harry

Disfrutando la Pinacoteca con David

Por fin conocimos al guapo Noah

En el hogar campirano de los Rölle

Con mi adorada Acely

Noche de reven con los paisanos

Traté de sacar fotos con casi todo mundo, pero por supuesto hubo ocasiones en las que se me olvidó sacar la cámara y lo lamento mucho. En particular perdí la oportunidad de sacarle fotos a Dami y a Paula con su enorme panza, y también al clan Dufey-García. Ah, tampoco le tomé fotos a Michael, mi antiguo maestro de alemán, que ahora se convirtió en un entrañable amigo y con quien eché lavadero muy a gusto un par de veces (me dejó claro que mi alemán sigue vivo).

Fue gran cosa ver a tanyos amigos queridos y desde acá les doy las gracias a todos por los paseos y la paciencia.

16.8.11

Museos

Aunque me hubiera gustado ver todavía más, creo que haber visitado cuatro museos en Munich no estuvo mal (y a uno fuimos dos veces). Una vez más celebré mi cumpleaños visitando un museo nuevo (para mí), el de la BMW. El conjunto arquitectónico de la BMW, que tiene oficinas, fábrica, museo y showroom, es una de las partes más atractivas de Munich porque está pegadito al parque olímpico y juntos hacen un gran paisaje.

Interior del museo

Museo y oficinas

El museo, además de contener modelos históricos de autos y motocicletas, tiene exposiciones temporales. Nos tocó al suerte de ver varios carros de la colección en la que le pidieron a conocidos artistas plásticos que decoraran un auto. Encontramos a Calder, Warhol, Lichtenstein y varios más. me sentí un poco rara paseando por ese museo con una carriola McLaren.

Y pensar que ese fue un modelo muy popular en sus años

Colección artística
El museos que visitamos dos veces fue la pinacoteca moderna. Al grito de "los domingos cuesta un euro", aprovechamos para llevar a dos grupos de visitantes y para ver la coleccion de pintura que tanto nos gusta. Como se puede notar, hice uso extensivo del canguro. Funciona muy bien para que Leah de sus propias opiniones sobre las piezas.

Con los Blaue Reiter

Sofisticada siesta
Decidimos acompañar a Mark y Acely (su visita será reseñada en otro post) al Deutsches Museum. Fui a sabiendas de que me iba a dedicar sobre todo a perseguir a Leah, cosa que acabó ocurriendo, pero con la emocionante novedad de que justo ahi aprendió a subir escaleras. Buen lugar para semejante logro. Otra cosa que la entretuvo fue decir "¿aya?" cada vez que había algo remotamente parecido a un líquido. Nos divertimos mucho.


El cuarto museo también fue nuevo, pero ahi no tomé fotos. Se trata del museo de arqueología de Munich, que resultó muy disfrutable. La mitad está en remodelación, así que sólo vimos la parte que tiene vestigios romanos de la región. Nos entretuvimos un buen rato viendo un mapa del mundo de aquellas épocas, se extendía desde Inglaterra hasta Persia, todo de forma lineal.

Nunca me cansaré de ver museos en Munich.

14.8.11

Munich atrasado



Es claro que la vida me rebasó en las pasadas semanas y no pude postear en tiempo real desde Munich. De todas maneras no quiero dejar de reseñar nuestra visita al lugar de nacimiento de Leah, así que voy a organizar posts temáticos o algo así.

Por ahora les cuento que aprendimos mucho de éste viaje. Descubrí que después de seis meses en los que siempre tuve ayuda de alguna especie para cuidar a Leah, mi ser ya no está acosumbrado a corretearla y entretenerla 24 horas al día todos los días. Encima, justo en el mes y pico que estuvimos allá pasó de moverse en un radio de un par de metros a gatear a toda velocidad por todos lados y exigir que uno la agarre para caminar. Mi suegra me brindó una ayuda enorme, pero entre que ella tenía que trabajar y que tampoco es superman, pues igual acabé yo ocupándome de la muchachita la mayor parte del tiempo.

Pasé una semana de desconcierto al darme cuenta de que podía trabajar muy poco, y que mi cuerpo llegaba al final de los días francamente molido, pero una vez que me quedó claro que así iba a estar el asunto, pues me dediqué a aprovechar todo lo que Munich tiene que ofrecerles a los papás con niños, que es mucho. Visitamos mucho el parque con sus areas de jueguitos, varios museos, el zoológico, fuimos a nadar un par de veces, nos juntamos con otros niños a jugar, y salimos a comer mucha comida rica. Ella vió muy seguido a sus abuelos, lo cual era parte fundamental del plan. Todo esto trepadas en el maravilloso U-bahn. Alcancé a ver a casi toda la gente que quería ver, aunque a algunos los ví muy poco... ni modo.

Al final creo que le sacamos muy buen jugo a nuestro tiempo allá, pero ya me quedo claro que no vuelvo a organizar el plan sin asegurar de antemano algún tipo de guardería para Leah. Ya que organice las fotos, les platico más.