Una parte muy importante de la visita a Munich fue la oportunidad de encontrarnos con gente muy estimada. En cas todos los casos nos quedamos con ganas de verlos más tiempo, pero más vale un ratito que nada. Entre comidas, museos y cumpleaños, le dimos vuelo a la vida social. Supongo que en los años venideros habrá menos y menos colegas conocidos en Munich, por aquellos de la circulación académica, pero al menos podemos contar con los amigos locales de Niv, eso sí están más enraizados ahí.
Algunos encuentros los tuve yo sola con Leah y alguien más, y debo decir que requiere bastante concentración tratar de platicar con alguien mientras persigues a tu hija, o le sacas piedritas de la boca, pero igual valió la pena. Varios encuentros fueron en lugares con jueguitos para niños, que son abundantes en Munich y seguido están juntito a la cerveza.
La visita más importante corrió a cargo de Acely y Mark. Aprovechamos para barrer varios museos en Munich con ellos y de paso hicimos tour gastronómico. Leah tuvo unos días particularmente enloquecidos por esas fechas, así que Acely la bautizó como Miss Duracell... me alegra informar que es etapa ya pasó y ahora es un poco más fácil salir con ella. Disfruté mucho el tiempo que mis suegros se quedaron con Leah y pudimos pasear como adultos un rato, de vez en cuando hace falta.
Hubo una noche excepcional en la que salí con un par de jóvenes paisanos, ambos estudiantes, uno de la UNAM y otro de allá. Les logré seguir el paso hasta las 3:00am, momento en el cual ya no pude meas y me fui a dormir mientras ellos se siguieron a perseguir los bares que cierran en la mañana. Otra vez, fue bueno jugar a ser joven reventado un ratito.
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Martin ayudando a pasear a leah |
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Mi cumpleaños en mi restaurant favorito en Munich (el ángulo es culpa del tripié) |
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Cumpleaños de Harry |
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Disfrutando la Pinacoteca con David |
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Por fin conocimos al guapo Noah |
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En el hogar campirano de los Rölle |
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Con mi adorada Acely |
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Noche de reven con los paisanos |
Traté de sacar fotos con casi todo mundo, pero por supuesto hubo ocasiones en las que se me olvidó sacar la cámara y lo lamento mucho. En particular perdí la oportunidad de sacarle fotos a Dami y a Paula con su enorme panza, y también al clan Dufey-García. Ah, tampoco le tomé fotos a Michael, mi antiguo maestro de alemán, que ahora se convirtió en un entrañable amigo y con quien eché lavadero muy a gusto un par de veces (me dejó claro que mi alemán sigue vivo).
Fue gran cosa ver a tanyos amigos queridos y desde acá les doy las gracias a todos por los paseos y la paciencia.