Hace casi un año y medio, recibí de regalo de cumpleaños la promesa de una visita a un cervecería cerca de Munich. La principal organizadora del regalo estaba embarazada, así que pidió esperar hasta después de que diera a luz para poder tomar un poco. Luego la que empezó a echar panza fui yo, así que el tiempo pasó y no hicimos efectivo el regalo. Con la amenaza de nuestra inminente partida, los del regalo decidieron que ya era hora de ponerse al corriente, sobre todo aprovechando que nadie está embarazado.
Al final se decidió ir a Aying, que como es de esperarse es donde se produce la cerveza Ayinger. Hicimos una versión corta del tour, porque entre tanto chamaco y carriola, era lo más razonable. Los participantes del tour fuimos tres parejas de adultos y cuatro pequeños con edades de 0.3 a 3.7 años.
El tour fue en alemán, dado por un educado señor que no es cervecero, pero que le sabe mucho al asunto. Lo hace por hobby y afortunadamente no tiene uno de esos acentos bávaros que matan. Descubrí que en realidad sabía muy poco sobre manufactura de cerveza en general, y claro, ahora sé varios detalles importantes sobre la manufactura de la cerveza bávara. Entre otras curiosidades, para llamarse cerveza bávara, es necesario que use agua proveniendte de la zona y de una profundidad específica (en la que no tiene esos minerales que hacen el agua del grifo tan pesada). Esa cervecería en particular, sólo utiliza lúpulo crecido en los alrededores de la zona. Debo confesar que hasta ese día me quedó claro cómo se ve el lúpulo. El color de la cerveza está dado por el grado de tostado de la cebada, y como es de esperarse, el proceso de fermentación es lo que define las características más importantes de cada cerveza. Ahi es donde hay que tener a un brauermeister presente.
Hacia el final de la sección de manufactura, nuestro guía se acercó a uno de los tubos y ¡zaz!, que le empieza a ordeñar cerveza. Nos ofreció así un desyuno de los campeones (eran las 11:00 de la mañana). En ese momento caí en cuenta que de calle era la cerveza más fresca que había tomando en mi vida. Procedimos a visitar la sección de embotellado y almacenamiento, y después a admirar la película en 3D más chafa que se ha producido en la historia.
Cerramos el día comiendo en un restaurant tradicional pero fresa. Ahi se nos unieron una pareja y una pequeña más. Yo pedí un platillo con gamuza (la carne del animal, no la piel), bastante bueno, y cerré con un excelente strudel de manzana. Nuestra mesa era tan espaciosa y la sobremesa tan larga, que en algún momento cuatro de los cinco niños estaban dormidos a nuestro alrededor.
Fue una excelente manera de despedir a un grupo de queridos amigos, y aunque tardó un poco más de lo planeado, fue un gran regalo de cumpleaños. ¡Gracias a todos!
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Pelotón de carriolas |
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Muy atentos |
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La ordeñada |
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Desayunando |
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Niv y Leah (algo fuera de cuadro) |
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Vean que atenta estaba Leah |
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En la embotelladora |
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¿Qué tal? |
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Productos autóctonos |
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En la sobremesa |