31.12.08

Guadalajara

Considerando todo lo que conozco de mi país, me asombra y me apena decir que hasta hace unos días, no conocía Guadalajara. Lo bueno es que nunca es tarde para suplir las faltas geográficas. Decidimos pasar un par de días por la perla de occidente de camino hacia la costa de Jalisco.

He de reconocer que el centro de la ciudad me desilusionó un poco, tiene demasiadas cuadras en un alto grado de descuido y tal vez fue una mala coincidencia por las fechas, pero se me hizo que estaba muy sucio (y consideren que comparar con el DF no es poner la vara alta para nada en éste aspecto). Eso sí, la catedral, el teatro Degollado y el Hospicio Cabañas forman un muy bonito eje para las visitas turísticas. Durante los dos días que estuve ahi, no pude sacarme de la cabeza la simpática canción “La tapatía” de El Personal. El paseo Vallarta también ofrece la agradable vista de viejas casonas y una peculiar iglesia gótica.

Para fortuna del viajero, existe Tlaquepaque, que no sólo contiene una primorosa calle peatonal llena de galerías de arte, sino que nos brindó una magnífica comida con las mejores margaritas que he probado. Entre otras cosas, son ese tipo de fabulosas experiencias alimenticias las que me hacen querer tanto a mi país. Por supuesto, no dejamos pasar la oprtunidad para comprar tequila bueno bonito y barato, de esas marcas pequeñas que no se consiguen en el DF.

El negrito en el arroz fue proporcionado por unas malditas chinches que se ensañaron con mis brazos y me trajeron jodida unos tres días. A nadie le gusta tener dolor, pero tener una comezón extrema es casi peor. Creo que en lugar de mejorar con los años, cada vez tengo reacciones alérgicas más fuertes a las picaduras de bichos. Una vez más, tengo que cantar loas a Santa Loratadina por salvar la ocasión.

La postal típica
Hay muchas esculturas en las calles de Guadalajara
Glorioso restaurant (fonda) Adobe en Tlaquepaque
El mariachi y yo
La cúpula del hospicio
Más del fotogénico hospicio
Otra postal

No hay comentarios.: