27.7.10

Primeros...

Como es lógico, aca todos los días celebramos algun "primero". Aqui les va un compendio de los últimos días.

El jueves salimos a la calle por primera vez. Estrenamos la carriola yendo a comprar cosas con mi mamá, cosa que logramos hacer con éxito, pero que me dejó hecha polvo. Leah se pone muy contenta en la calle y en movimiento, además fue un hit con un montón de señoras y hasta un señor. Cerramos la salida visitando la sinagoga en compañía de mi suegra. Esa noche salimos a cenar aqui cerca y quedamos atrapados por una tormenta eléctrica, pero sobrevivimos.

Mi cumpleaños fue celebrado llevando a la muchacha a su primer museo. Se trató de una exposición temporal, obras de pequeño formato de los miembros del movimiento Blaue Reiter, que entre otros miembros tiene a Paul Klee, mi pintor favorito. Gran manera de celebrar mis 35. En la noche, mi marido me hizo una rica carne y mi hermano un rico pastel. Cenamos muy contentos aca en la casa.

El sábado Leah recibió su primer baño, todo a cargo de la hebamme. Berreó como loca cuando la desvestimos y en el instante que tocó el agua de la tina puso una mirada muy interesada y se portó como sedita. Con fieso que me da horror repetir la experiencia con mis propias manos, pero esperemos que pronto pueda empezar a practicar para perderle el miedo.

El domingo tuvimos la primera gran despedida de la vida, porque la abuela Martha se regresó a México. Por supuesto que Leah fué la más ecuánime, yo lloré y mi madre sufrió mucho. La extrañamos horrores, pero siendo honestos, hemos sobrevivido mejor de lo esperado después del abandono. Ese día tuvimos la primera visita al parque, donde le dí de comer sentada en un prado.

Ayer no hubo nada espectacular que reportar durante el día, pero la noche es digna de mención porque por primera vez durmió todo el tiempo que no estuvo comiendo o siendo cambiada de pañal. Me queda claro que es poco robable que hoy se repita.

Hoy se le cayó el cordón, así que estamos celebrando sus dos semanas de vida con la aparición oficial de su ombligo.

Kung-Fu kid
Con mamá en su esquina
Primera salida
Tres generaciones
De cumpleaños
En el parque con papá

23.7.10

De fechas

Hace diez años (casi exactos) mi papá nos interrogó a varios que en aquel momento podíamos ser considerados jóvenes, que dónde nos veíamos en diez años. Yo recuerdo haber respondido algo tipo "con un doctorado, habiendo vivido en el extranjero, haciendo investigación, habiendo encontrado una pareja y con uno o dos hijos". Me quedé corta con el número de hijos (y llegué en safe), pero fuera de eso creo que llego a los 35 habiendo cumplido mis metas de manera satisfactoria. No les tengo que decir que estoy muy pero muy pero muy contenta.

Y si creen que mi vida es perfecta, estan equivocados, mi lavadora de ropa se descompuso ayer, y eso califica como una pequeña tragedia doméstica, más ahora que mi madre está a punto de irse. Oh well.

21.7.10

Primeros días

Hebamme: mujer que se ocupa de una o varias de las siguientes actividades. Entrenar a pre-padres en clases pernatales, ayudar a mujeres en el parto, ya sea en casa o en el hospital, cuidar a bebés en el hospital, y monitorear a bebés y mujeres en las dos semanas siguientes después de volver a casa (esto está cubierto por cualquier seguro médico). Son la onda.

El civilizado sistema alemán, permite a las mujeres que tuvieron cesarea quedarse en el hospital cuatro noches. La primera, yo estaba todavía con anestesia raquidea intensa, así que estaba practicamente inmovil. Pasé la noche durmiendo (llevaba 34 horas sin dormir), con pausas para darle el pecho a Leah cuando me la traía una hebamme, que la cuidó el resto del tiempo. La segunda noche se la llevaron unas cuatro horas, pero me la devolvieron muy inquieta así que me la quede el resto del tiempo. Me dejó cansada. La tercera noche fue un infierno absoluto porque acabábamos de descubrir que tenía hambre porque el calostro no era suficiente, así que la atascamos un poco demasiado de formula y se la pasó fatal. La tuve que cambiar de pañal cinco veces y no dormimos casi nada. Llegué a la mañana en un estado deplorable, muerta de cansancio y agobiada. En algún momento troné y me solté a llorar como media hora enfrente de NIv (y de media clínica porque tuve que salir del cuarto a un examen del pediatra). Una doctora dijo que era muy buen signo de que ya venía la leche. La última noche fue mucho mejor, ya no comió tanto y en efecto me llegó la leche asi que todos más felices.

En la clínica recibimos bastantes visitas de amigos, muchos de ellos con niños. Lo bueno es que hay un jardín enorme donde pudimos salir todos a refrescarnos y Leah tuvo unas probaditas del mundo exterior. Entre los regalos que le trajeron habeia un conejo que la ha acompañado en la cuna desde entonces. Julio dijo que por ser el primer amigo de Sofia tenía que llamarse Parménides. Ahora también tenemos a Zenón y a Platón.

Aqui en la casa las cosas han mejorado mucho. Todavía tuvimos una noche sobrealimentada más, y otra en la que la digestión de la pequeña nos hizo sufrir a los tres, pero fuera de eso, la verdad es que hemos descansado bien y hemos aprendido a resolver los pequeños problemas bastante bien. Ya no siento que me acuchillan cada vez que le doy el pecho, ya come solo mi leche y anoche durmió cinco horas de corrido. Ahi la llevamos, pero no descarto algunas noches más activas, porque todavía no entra en ritmo realmente. La hebamme viene todos los días y parece muy complacida con nuestro progreso.

Nos tiene a todos fascinados con sus monerías, que consisten sobre todo en hacer gestos involuntarios, ya sea dormida o despierta. Es realmente muy buena niña y aparte es una belleza. No nos cansamos de verla y darle besitos. Ahi van unas fotos.

Papás felices
Tío y abuela felices
Con Parménides
Bella dormida
Bella despierta (aunque el ángulo sea algo ojete)

18.7.10

El parto de Leah

El lunes fui al doctor y no había signo alguno de que la muchacha quisiera salir. Le estimaron el peso con ultrasonido y salió a 3.9 Kg, cosa que hizo que el doctor recomendara que saliera pronto, ya fuera por inducción o por cesarea, eso nos dejó decidirlo a nosotros. Después de discutir el punto, nos decidimos por la inducción al día siguiente, y nos fuimos a cenar para celebrar la última noche de panza.

Esa noche vimos una película y después a la camita... 20 minutos después me desperté con un serio dolor abdominal periódico. Usando la aplicación iContraction de mi iPhone, me quedó claro que estaba en trabajo de parto y que había que empezar a respirar con calma. Me pasé la noche en vela viendo como aumentaba la frecuencia de las contracciones, y por ahi de los 7 minutos decidí que era hora de prepararse para salir. Levanté a mi madre para que me ayudara a bañarme, y a mi marido para que preparara todo. Para cuando logré vestirme, alistar la maleta (dándole ordenes a mi madre y Niv) y llamar al taxi, ya estábamos por los 5 minutos.

Llegamos a la clínica a las 7:00am, derechito a la sala de expulsión donde estuve horas con Niv y mi mamá. Hicieron una nueva estimación de peso con ultrasonido, que salió a 3.4 Kg... y luego dicen que los astrónomos manejamos barras de error grandes. En ese momento le dieron a Niv un altero de papeles para llenar, y el nombre de Leah Sofia Drory Noyola quedó legalmente establecido (y se hizo público a mi mamá). Tenía un cm de dilatación cuando llegué. Para cuando alcancé los 6 cm y me ofrecieron la raquidea, yo ya estaba más que vendida a la idea, realmente estaba muy cansada de no haber dormido y el dolor ya estaba perro a esas alturas. Las fabulosas drogas no afectaron mi presión, ni el pulso de la muchacha, ni las contracciones. Por ahi de los 8 cm empezaron a notar que a veces el pulso de la bebe bajaba un poquito durante las contracciones, y aparte hasta ese momento la cabeza seguía sin colocarse en la salida. Poco después la hebamme (partera) declaró que tenía 9.5 cm y que por fin se había colocado la cabeza. Tantito después de que la expulsión pareciera inminente, tuve tres contracciones muy seguidas que provocaron que el pulso de la pequeña bajara mucho por un periodo de casi tres minutos, lo cual es una barbaridad. Cinco personas entraron al cuarto a ponerme oxígeno, inyecciones, y a voltear la cama (inclinando los pies hacia arriba). Eso trajo el pulso a la normalidad y acabó la crisis, pero por supuesto me tuvieron que parar las contracciones y la cabeza salió de lugar otra vez. Llegó mi doctor y en el momento dijo que aunque la bebé estaba bien, le parecía muy riesgoso intentar la expulsión, y por supuesto que Niv y yo estuvimos totalmente de acuerdo, así que rápidamente me prepararon para una cesarea.

Niv entró conmigo al quirófano, que estaba HELADO, me tenía titiritando. En un lapso de pocos minutos me embarraron el líquido quirúrgico, levantaron la cortina frente a mi panza, me recortaron varias capas de tejido (cosa que por supuesto no sentí, pero que ¡pude oir!) y me apachurraron la parte de arriba de la panza para sacar al contenido de mi útero. En cuanto salió, le sacaron el líquido y lloró, nos la enseñaron brevemente por encima de la cortina y nos dijeron que estaba bien. Ambos lloramos al verle la carita pegando de saludables berridos. Niv se fue con ella a la inspección y le tocó cortar el cordón (lo que quedaba pues). Ya que la envolvieron como tamal, me la pusieron encima unos cinco minutos, en los que pude tocarle los cachetes y mandarle besitos volados. Se la tienen que llevar pronto por lo frío del quirófano y Niv se fue con ella para que la revisaran con más detalle. Tardaron unos 40 minutos en acabar sus negocios conmigo. A esas alturas llevaba 28 horas despierta, una de ellas con mucho dolor y otras con algo de tensión, y sin embargo era el momento más pleno de mi vida. Me sentía la persona más afortunada del mundo.

Una vez cerrado el zipper, me subieron a un cuarto de recuperación y me la trajeron para intentar amamantarla. Confieso que yo tenía mucho miedo de que tuviera problemas para agarrarse al pecho, porque normalmente lleva mucho tiempo arreglar ese tipo de complicaciones. No había razón alguna para mis inseguridades, aquella se lanzó a mi chichi como si la hubiera conocido de toda la vida (que en su caso era casi cierto), y me di cuenta que mis problemas con la amamantada iban a ser mas bien tipo "exceso de entusiasmo". En ese momento me quedó claro el doloroso futuro que le aguardaba a mis pezones, pero estaba tan contenta que no me importó.

Y ya, después pasamos al cuarto para que conociera al resto de la familia (las abuelas y el tío) y para empezar a conocernos con detalle, pero eso se los cuento después. Todo esto ocurrió el 13 de julio del año 2010, el día en el que estrenamos nuestra anhelada paternidad.

12.7.10

Hilo negro: aviso

Hoy fui al doctor, la muchacha está a) sana y feliz en la panza, b) sin ningún signo de querer salir, y c) muy grandota. Se decidió que tiene que salir pronto, así que mañana vamos a que me induzcan, y si no se deja, pues la sacan con zipper. ¡Deseénos suerte!, y no se impacienten por noticias, no hay red en la clínica.

7.7.10

Hilo negro: esperando a la abuela

Los monitoreos médicos parecen indicar que la muchacha sí va a esperar a su abuela (que llega en tres días), pero ya ven como son estas creaturas, uno nunca sabe. Ojalá sí lo haga.

Mientras, les puedo platicar que por fin pude visitar a mi dermatóloga de confianza y me dio un remedio que sin ser mágico, sí me ha hecho sentir un poco mejor. La parte mala, es que es blanco, como pintura diluida, así que en general parezco pared a medio arreglar, o un guerrero zulu (con poco chiste). Estoy horrorizada con los días por venir, ya que el servicio meteorológico esta anunciando temperaturas de 36 grados. Viviré permanentemente pegada a mi ventilador y a mi botella de agua (y a mi regadera, me imagino).

Ayer completé por fin mi lista de pendientes académicos al reenviar el segundo de los artículos que tenía pendientes (el largo). Para aumentar los bríos, el día anterior recibí la noticia de que el otro artículo (el corto) había sido aceptado. Dependiendo de qué diga el árbitro para el artículo largo, éste puede acabar siendo un año muy productivo: dos artículos y una niña.

Con respecto al mundial, tengo sentimientos encontrados. Emocionalmente querría que España estuviera en la final, pero es un hecho que no han mostrado la calidad de juego que han mostrado los alemanes. Por otra parte, es imposible no contagiarse con el entusiasmo local por ver a su equipo jugar tan bien. Si se la llevan, se la merecen. De manera independiente, voy en segundo lugar de la quiniela. Mis posibilidades de ganarla son pocas, pero las de llevarme segundo lugar son menos malas (es el 20% del premio). Parece que la maldición del organizador es imposible de romper, pero al menos me alegra estar en un lugar decoroso hacia el final del torneo.

No me animo a enseñarles una foto en versión guerrero zulu, así que los dejo con el link a una maravillosa foto que mi marido acaba de poner en su blog.

4.7.10

Hilo negro: ballena encallada II

Aca continuando con el reporte doméstico mientras entramos oficialmente a la semana 40 de gestación. La gripe ha sido vencida exitosamente, aunque ahora el enemigo es un sarpullido, que al parecer es muy común en éste estado y cuando hace mucho calor (como es el caso). Fui al un doctor con mucho esfuerzo, ya que los dermatólogos de mi vecindario armaron un complot en mi contra esta semana, y me recetó una pomada que me ha hecho lo que el viento a Juarez. Ha sido de más utilidad un ventilador que se agenció mi marido y que nos ha permitido dormir a pesar del ataque térmico.

Fuera de eso, me la he pasado casi todo el tiempo estacionada en mi sillón, leyendo mi libro sobre como tratar bebés y cualquier otra cantidad de lecturas atrasadas. También he estado viendo programas de televisión variados, y por supuesto cuanto partido del mundial se me cruza por enfrente. Me asombra que me ha tocado compartir éste campeonato con dos hombres a los que el futbol o les importa poco o directamente lo aborrecen... que desperdicio.

En las noticias felices, hemos estado comiendo taaan rico. Por un lado Julio vino a llenarnos de ideas refrescantes, pero por otro lado vino a darle inspiración a Niv para hacer cosas que rara vez se le antoja hacer, como pizzas caseras o crepas. Yo me dejo apapachar. Y claramente estamos comiendo más saludable que antes, porque en las últimas semanas practicamente no he aumentado de peso (mientras que Clotilde sí lo ha hecho consistentemente).

Por cierto, para relajarlos a todos, les aviso que Clotilde ya tiene nombre real. Una vez que nazca, lo oiga y no haga cara de fuchi, lo compartiremos con ustedes.

Claro ejemplo de ballena varada acalorada (en película fotográfica, por cierto)