28.4.11

Chihuahua gráfica

Mi padre comprando las paletas más ricas del universo

Deshuesadero=yonke

Vulcanizadora=desponchado

Me causa fascinacion el concepto de "dompe materialista"

Monumento en el centro para la mamá de Rubí, justo donde la mataron
Vestido de quinceañera inenarrable (giratorio)

24.4.11

Familia norteña

Decidimos usar las vacaciones de semana santa para irnos al norte a visitar a la familia. Dos de mis tíos acabaron no estando ahi, pero a la tía que sí estaba la disfrutamos de lo lindo. Por supuesto, una parte fundamental del viaje era que Leah y Aida (su bisabuela) se conocieran. Ambas están en una etapa de sus vidas en la que no son concientes de la importancia de el encuentro, pero eso no impidió que se simpatizaran y se aventaran sonrisas la una a la otra. Me dio mucha emoción verlas juntas.

El clima de Chihuahua resultó mucho más agradable de lo que esperaba. Por supuesto que el sol del desierto pega con tubo, pero la ausencia total de humedad hace de la sombrita un lugar placentero. Estuvimos casi siempre con la familia, sólo salimos a visitar a una amiga y un día a Cuahutemoc (ciudad natal de mi padre). Aprovechamos la salida para ir a los campos menonitas a adquirir deliciosos productos comestibles.

Comer fue una actividad muy relevante durante la semana. Dimos cuenta de carne en muchas variantes, de chilaca en varias formas, de tortillas de harina en abundancia, de enchiladas de chile colorado, de paletas Germania (me sigue asombrando lo buenas que son) y de cantidades industriales de queso. Nada dietético, pero valió toditita la pena.

Leah se sintió muy encanchada entre la familia. Sus tías la trajeron del tingo al tango y sus tíos la apapacharon de lo lindo. Es bueno que haya visto la tierra de donde provienen buena parte de sus genes. Gracias a mis parientes y sobre todo a mi adorada tía Belina por su hospitalidad.

Cuatro generaciones

Conociendo a Tania y sus juguetes

Jugando a ser menonitas

Los campos durante el estiaje

Carrito de caballos (sin caballos)

La tía Nora muestra a su "nena"

Con los tíos de mi padre

Con su tío que le saca un año

Centro de la ciudad

Con la bella Andrea

Disfrutando de la tarde

18.4.11

Vive Latino

Me llenaba de emoción la perspectiva de poder volver al Vive Latino después de 13 o 14 años (ya ni me acuerdo), pero cuando supe que éste año por fin iba a ocurrir la mítica reunión de Los Caifanes... bueno, juré ir en cualquier circunstancia. La vida quiso que el único congreso al que quería ir en el año fuera precisamente la misma semana, así que tuve que hacer malabares para cuadrar la agenda.

Gracias a un error de la agencia de viajes, acabamos con un vuelo que llegó en la madrugada del sábado. Tanto Leah como yo estábamos hechas trizas, así que estuve como zombi todo el día cuidándola, y me fui al foro sol hasta bien entrada la tarde. Llegué a ver a Alfonso Arreola, que me cae muy bien, y cuya música me gusta, pero sí me queda claro que hay que estar en espíritu clavado para disfrutarla plenamente. Vi un poco de otra banda de Guadalajara cuyo nombre no recuerdo (¿Adai?) y más bien decidí ir a buscar a mi querida Ana y a sus hijas al escenario principal.

Disfruté enormemente el set de Los Bunkers, a los que tenía ganas de ver desde hace rato. Salieron cumplidores y no era nada fácil con esa enorme audiencia que estaba electrizada esperando el plato principal. La nostalgia empezó a pegar con tubo con Los Enanitos Verdes. Me sorprendió que no solamente suenan igualitos, si no que hasta se ven igualitos. Fueron el primer jalón hacia los recuerdos de la secu.

Y bueno... llegó la hora esperada por todos (70,000 almas). La mejor manera de describir lo que pasó es como una enorme comunión de nostálgicos y jóvenes bien educados. Hacía mucho que no sentía tanto amor y entrega en un concierto. La gente estaba dispuesta a recibir cada canción como un regalo exquisito. En mi humilde opinión no faltó ni sobró ninguna canción. Tocaron bastante meas de lo que yo hubiera esperado para un festival. La banda coreó practicamente cada una de las canciones junto con ellos. Muy emocionante, muy lindo, fui muy feliz de haber estado aquí para presenciar el histórico momento.

El domingo volví a llegar tarde, a tiempo para asomarme a la Mala Rodriguez. Sus interpretaciones no me enloquecieron, pero hay que aplaudir a cualquier rapera que decida salir al escenario con medias de red, tacon de aguja, liguero y corset. Está muy guapota. Gracias a la Mala, me perdí buena parte del set sorpresa que reunió a medio mundo para hacerle un homenaje a Cerati, solo llegué al final. Sigue partiéndome el corazón oir sus canciones, supongo que algún día nos acostumbraremos a tenerlo sin tenerlo.

Vi un peazo de The National (no es lo mío) y decidí exgarme una escapada para ver un poco de Adanowski. Lástima que su set se encimaba con el de Babasónicos, porque sólo pude ver tres canciones. Me dejó con ganas de más. Llegué a tiempo para ver a los argentinos, que fueron mi mayor pretexto para ir el domingo. El ingeniero de sonido medio me arruinó el set porque sonaba terrible. Me dió lástima ver al pobre de Adrián deshaciéndose en el escenario y que no saliera por las bocinas. De ahi ya me quedé a esperar a los Chemical Brothers, y valió toditita la pena la espera. Que fabuloso show ponen usando un cilindro de luz y dos pantallas en el escenario. Es increible lo placentero que puede resultar el punchis cuando es de calidad y viene acompañado de buen diseño gráfico.

Quedé cansada pero muy contenta de haber ido. Al parecer todavía puedo consumir festivales con moderación. Mención aparte a los retrasados mentales que diseñaron la salida del Foro Sol. No se a quién se le ocurre sacar a 70,000 personas por UNA puerta de tres metros de ancho. Animales.


Esperando a Caifanes

Ofrenda a Rita

Homenajeando a Cerati

Tlaloc de banderitas

De día

Chemical Brothers

13.4.11

Chile II (Oda a Leah II)

Mi segunda visita a Chile fue sorpresivamente placentera. Yo iba preparada para enfrentar las vicisitudes propias de viajar a otro hemisferio con una niña de ocho meses, y resulta que la muchachita se portó de lujo.

La razón para el viaje fue que yo tenía que participar en un congreso. Leah cada vez come más de manera independiente de mi, pero todavía toma mi leche en las mañanas y noches. Eso junto con el hecho de que trae una mamitis algo trepada me hizo pensar que dejarla una semana era demasiado. Hubiera sobrevivido, pero sus nervios y los de los demás (ni que decir de los míos) hubieran quedado dañados. Gracias a los buenos oficios del hotel, conseguí que la aceptaran como huesped temporal en una guardería del vecindario. Por supuesto iba muerta de nervios de que se pusiera histérica por quedarse todo el día rodeada de desconocidos, pero resulta que si los desconocidos son niños en su mayoría, ella está feliz. El último día recibió toda clase de arrumacos de las "tías" que se deshicieron en elogios para ella. Un éxito total.

Eso sí, no puedo dejar de decir que viajar sola con un bebé es AGOTADOR. No quiero ni pensar como le va a la gente que hace lo mismo y su niño no se porta tan bien.

Salimos a cenar con varios colegas y amigos, cosa que también aguantó sorprendentemente bien (la diferencia de horario ayudó). Hasta alcanzamos a pasear por el encantador barrio de Bellavista una tarde. Durante las dos reuniones sociales del congreso también fue un hit entre los colegas, es un hecho que es una maestra de las relaciones públicas esa niña.

Yo alacancé a asistir a casi todas las pláticas del congreso, y hasta me las ingenié para dar una plática arriesgada que al final salió bien. Logré reconectarme con muchos colegas que no había visto en un rato y por supuesto también conocí a gente nueva que está trabajando en cosas muy interesantes. Nuestro grupo de trabajo fue en banda, dimos 5 de las 6 pláticas de nuestra sesión. Creo que la gente entendió que somos una fuerza a tomar en cuenta.

Y bueno... la comida. Consumí cantidades industriales de pescado y mariscos. Las dos menciones especiales van para el restaurant peruano al que nos levaron Patricia y Jorge, y para mi adorado Azul Profundo en Bellavista. Que deliciosa comida. Aparte de eso, una vez más los chilenos me dejaron una excelente impresión. Insisto en que en el resto de Lationamérica podemos aprender mucho de ellos.

Bien portada en el avión

Viendo al conejito en los jardines del ESO

Disfrutando de Nadine y su bella panza

Después de cenar con Patricia y Jorge

Almuerzo de chicas en restaurant soñado

Con Talía en Bellavista

En la "sala cuna" con las otras "guaguas"

2.4.11

Oda a Leah

El viaje apenas comienza, pero hoy mi hija me dejó tan impresionada, que tengo que dejarlo por escrito. Yo llevaba ya varios días nerviosa ante la idea de viajar a Chile sola con Leah, primero que nada por el viaje en si. Tuvimos que levantarnos a las 3:00am, tomar un avión hacia Panamá, transbordar ahi (sin carriola, los de copa son medio bestias) y luego tomar un avión a Santiago. Unas 16 horas en tránsito en total.

Leah logró dormir buena parte del primer vuelo, pero el déficit de sueño era tan rudo, que no me quedé tranquila. En el segundo vuelo no durmió tanto, pero se entretuvo comiendo, siendo cambiada de pañal, y sobre todo encantando a chicos y grandes por todo el avión. Al final recibí dos docenas de cometarios de todo mundo sobre lo bien que se había portado. Había otra bebé de su edad que se portó menos bien, así que la comparación ayudó. Todavía no puedo creer que no haya llorado ni una sola vez en toooodo el viaje.

Como chisme extra les platico que venían un par de "rockstars" en el avión para lolapalooza. Me llamó la atención que los que viajan en business son los productores, no las "estrellas".

Falta ver cómo nos va con la guardería en la semana, pero por lo pronto, estoy muy orgullosa de mi niña.