30.4.12

Pulp: palacio de los deportes


Ya tenía yo un número medio obceno de boletos en la mano para esta primavera cuando me enteré que venía Pulp. A pesar del desbalanceado saldo de mi tarjeta con ticketmaster, decidí que había que verlos. Uno nunca sabe si habrá otra oportunidad, no dan muchos conciertos. Para complicar las cosas, Leah se enfermó la noche anterior, así que yo traía pocas horas de sueño, mucho sufrimiento infantil, y varias guácaras encima. Hasta que salimos de su pediatra en la tarde no sabía si iba a poder ir al concierto.

Me tocó verlos en gradas, pero muy al lado y muy cerca, cosa que para éste concierto en particular, resultó excelente. Pude apreciar las contorsiones bizarras de Jarvis Cocker perfectamente. Su dominio es un pedazo discreto de escenario, sobre todo dos bocinotas en las que se trepa muy seguido y que me daban un visión entera y satisfactoria de su ser. Pude apreciar, por ejemplo, ¡que altos tacones usa!, onda calzado masculino del siglo XVIII (no en los colores o estilo, solo en lo alto del tacón).

Mi conocimiento de su discografía es discreto, así que las varias rarezas con las que deleitaron a sus fans, a mi me sonaron igual de agadables que muchas otras canciones. La canción que me hizo la noche fue This is hardcore, con todo lo extraño que es ver a un look de bibliotecario haciendo un semi strip-tease.

Me sorpendió lo platicador que es el hombre. Hizo mucha tarea sobre el español mexicano. Tenía un acordeón enorme en el piso que le permitió traducir el título de varias canciones y hacer gritar al público con frases como “buena onda”. La pronunciación sí estuvo más regular, con demasiadas incursiones de italiano. Como sea, el hombre hila su show perfecto a punta de anécdotas y choros variados. Me sorpendió lo encantador que es y la velocidad con la que se echó al público a la bolsa.

Se notó que ellos también estaban felices, porque después del primer encore volvieron a salir y se quedaron sin canciones preparadas ante el entusiasmo de la gente. En algún momento preguntó “¿quieren que sigamos tocando?, digo, puede ser que ustedes tengan trabajo mañana”... a nadie le importó que en efecto todos tenían trabajo mañana, lo hiceron aventarse dos canciones fuera del plan. Dos horas y media se aventaron en total. Da gusto ver a bandas tan entusiastas y generosas. Esperemos que eso los haga querer volver algún día.

Volví a casa para otra noche de sufrimiento febril de la niña, pero con todo y la friega, valió toditita la pena ver a esta banda tan peculiar. Aprovecho para agradecer a mi marido y mis padres por fletarse unas horas densas de convalescencia de Leah para que yo pudiera ir.


Por fin en territorio nacional
Sofisticadas imágenes láser sobre el público
Perfecto look de bibliotecario, sobre las bocinas.
Una de las varias prendas de ropa interior que le aventaron
Jarvis a la Marlene... puro hardcore
¿Guitarra con bombo?
We love you too Jarvis... chequen los tacones
Gran noche

28.4.12

Les Luthiers: Lutherapia

A pesar de ser fan de Les Luthiers desde la tierna infancia, fué hasta hace pocos años que logré verlos en vivo casi de milagro en Buenos Aires. Esa experiencia fue genial, pero traía un jet-lag de terror, así que no pude dejar pasar la oportunidad de verlos descansada una vez más. Arrastré a mi madrecita hasta el Auditorio Nacional a recibir Lutherapia junto con otros 8000 necesitados.

El tiempo no ha hecho mella en las capacidades musicales o cómicas de estos señores. Siguen encantando al público con el más simple guiño de ojo. Le decía a mi madre que a pesar de lo fabulosos que son sus números, no serían ni la tercera parte de graciosos si no estuvieran en argentino.

Esta vez el hilo conductor es uno de ellos tomando terapia en un diván. Es maravilloso como eso da pié a una enorme variedad de números, desde dos viejitas tomando el té y tocando canciones, hasta una secta de Nostradamus, pasando por la mejor pieza de la noche: la cumbia epistemológica. Nunca falta un número sólamente muscial, que en éste caso fue tocado con piano y un fantástico pelotófono.

El número extra del encore, que creo que ya había oido, me hizo llorar de la risa. Es imposible no salir con una sonrisa de oreja a oreja y un humor fabuloso después de ver a estos señores. Si se topan con la Lutherapia en cualquiera de sus formas (en vivo, DVD, o CD), no la dejen de tomar.

Les dejo acá abajo dos de las piezas más memorables.




9.4.12

Vive Latino: domingo

Éste año decidí llegar desde el principio el domingo. La culpa la tuvo Paté de Fuá, que abrieron el escenario principal. Como había poca gente llegué muy adelante, y cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que conozco al bajista (estoy casi segura). Ya pasaron cerca de dos décadas desde que íbamos a los mismos reven, pero creo que es él. Me parecieron muy simpáticos y me asombró que tanta gente estuviera dispuetsa a rostizarse para verlos. El sol estaba a todo. Poco después encontré a mi querido verde y aprovechamos la coyuntura para tomarle una foto en el escenario con el que comparte nombre. Combinamos nuestra atención entre el show de La Lupita y los voladores de Iztacalco reseñados anteriormente. Me asombró ver que Hector también pertenece a club de Dorian Grey, ¡está idéntico que hace veinte años!, voz intacta, mucha pila. Vi mucho a La Lupita por ahi de la prepa y los primeros años de la universidad, y no volví a verlos ahsta ahora. Están enterísimos... aunque si se extraña la voz de Rosa, pero bueno.

La pesadilla de programación que fue éste día comenzó a estas alturas cuando tuvimos que correr a ver un ratito a Sr Flavio al escenario blanco. Entró derrochando estilo en una patineta y con unas flores azules en la mano. Su banda suena totalmente garage, pero cumple. Nos tocó oir "El León Santillán" y salimos corriendo de regreso al escenario principal. Ahi pescamos buena parte del set de Hello Seahorse. No deja de impresionarme que quepa tanta voz en una mujercita tan compacta. Además de voz, tiene bastante presencia escénica. Lo hicieron muy bien las chicas en éste festival. Nos quedamos ahí para esperar a Gogol Bordello... ¡cuanta pila!. Son una bola de gitanos prendidísimos que echan mucho desmadre todo el tiempo. La gente no dejó de brincar en ninguna canción. Viendo a la juventud desenfrenada, me quedó claro que si los hubieran programado más tarde, hubiera habido heridos mínimo.

La peor parte pesadillesca de la programación empezó aquí, donde corrimos al escenario blanco a cachar el final del set del guapote Alfonso André, que a esas alturas tenía a su señora acompañándolo. Esperamos ahí a que apareciera El Personal, a quienes no veía desde hace unos veinte años. Salió un montón de gente a repartirse la cantada de las diferentes canciones. Me tocó oir "La tapatía", que es una de mis favoritas. Con muchísimo dolor me tuve que regresar al escenario principal, porque no me quería perder mucho de el triunfal retorno de Illya Kuryaki & The Valderramas. Su elección de setlist me pareció rara (más por el orden que por el contenido), aunque parte fue por el homenaje al Flaco Spinetta, que no podía faltar. Al final tocaron todas las que queríamos oir y sonaron muy bien. Las últimas canciones me tocaron de camino al escenario blanco, oootra vez, para pescar todo los posible del señorón Jaime López y su chilanga banda. La banda fué idea de los tacvbos (¿Joselo en particular?) así que ahi estaban todos, Children incluido, más el hermano de Meme, el Sr. González y Andrea Balency (en el acordeón). Siendo honestos, los tragos y el cigarro sí han dejado huella en la garganta del señor López, ya es puro aguardiente su voz, pero eso no quita que sus canciones sigan sonando fabulosas. Invitó a Rubén Albarrán a cantar. En lo que se ponían de acuerdo par ver qué cantaban, Rubén dijo "a ver si me acuerdo", el grupo empezó a corear "lo que pasa es que la banda está borracha, está borracha...", a lo que Rubén contestó, "lo que pasa es que la banda tiene Alzheimer, tiene Alzheimer... yo canté todas las canciones a voz de grito, recordando mi infancia felizmente. Una chava levantó un letrero que decía "Jaime, mi papá quería venr pero se rompió la pierna". Cerraron tocando chilanga banda. En versión tacvba. Bien buena onda dejaron a Don Jaime interpretar la versión famosa, pa' completar la apropiación.

Rojo y yo comentamos que se nos ocurrían varias maneras de reorganizar los horarios de manera que tanto El Personal como Jaime López tuvieran el público que se merecen, sin tener que competir con Illya Kuryaki... ambos ciertamente calificamos como asistentes de conciertos profesionales, asi que ¿qué les costaba preguntarnos?

Volví al escenario principal para agarrar ya empezados a Madness. Yo, como la gran mayoría de la gente, sólo conozco sus dos grandes éxitos. No tenía ni idea de que buena parte del resto de su música es reggae ochenterón. Resulta que "One Step Beyond" es ska casi por casualidad. Cumplieron, pero nada del otro mundo. No se cómo logré mantenerme en una pieza para esperar a la siguiente banda, a esas alturas llevaba unas siete horas fundamentalmente de pie. Estaba hecha trizas, pero Molotov bien vale un cuasi desmayo. Cuando recién aparecieron en la escena nacional, me cayeron en la punta del hígado. Entre la misoginia, la homofobia, y el efectismo, no resonaron conmigo. Debo reconocer al paso de los años que de hecho son muy ingeniosos y que es casi imposible no doblarse de la risa con muchas de sus canciones. Encima de eso, son músicos muy competentes y hay que decir que ese grado de guarrés taaaan consistente no lo consigue cualquiera. Son excelsos en su tipo. Para mi sorpresa, tocaron varias del disco de covers, que es mi favorito. No tenía intenciones de ver a Fatboy Slim, pero mi cuerpo se negó rotundamente a caminar de regreso sin un periodo de descanso. El Verde y yo nos fuimos a sentar a las gradas y nos tocó el principio del show. Harta luz, harto humo, harto ponchis. Como que el Foro Sol se baño de Ibiza. Nos fuimos.

Un domingo tupidísimo, excesivo, pero lo bailado (cantado, brincado, asoleado, caminado) nadie me lo quita.


Paté de Fuá
El Verde en el Verde
Hector de la Lupita, a.k.a. Dorian Grey
Sr. Flavio
Compactísima Loblondo (Hello Seahorse)
Bien nos podríamos llamar "la banda embasa"
Gogol Bordello
Alfonso André
El Personal
0.5 de Illya Kuryaki & the Valderramas
El otro 0.5, pequeño Spinetta
La chilanga banda de Jaime López, con todo y Rubén
Madness
Molotov

2.4.12

Vive Latino: viernes y sábado

Éste año fui a los tres días del festival Vive Latino, así que hay mucha tela de donde chismear. Partiré la crónica en dos. Tanto el viernes como el sábado llegué entrada la tarde. La programación para esos días no me causó ningún conflicto de intereses y hasta alcanecé a ver un par de documentales para descansar el ser entre bandas. La iconografía de éste año fue mucho más discreta que la del año pasado, pero no estuvo mal.

El viernes me la pasé dando vueltas con mi querido Verde, aunque nos pegamos al espacio que la Ranita y Rojo ya tienen inventariado a su nombre en el escenario principal. La primera banda que vi fue sola, pero valió toditita la pena. Los de DLD (antes Dildo) ya me gustaban en versión grabada, pero suenan hasta mejor en vivo. Me encanta la voz del muchacho cuyo nombre desconozco. Salí a buscar al Verde al escenario blanco y alcancé a oir dos canciones de Catupecu Machu. Decidimos ir a checar la carpa ambulante, donde estaban pasando el reciente documental de U2, From the Sky Down. Con todo y que es una historia que me sé muy bien, fue refrescante oirla de viva voz en lugar de leerla, y siempre da gusto ver a Berlin, aunque sea en pantalla.

Encontramos a Rana y Rojo en el principal (sí, nos causó gracia lo colorido de la compañía) para ver a Zoé. Como era de esperarse para una banda de su estatura, cumplieron con creces. Definitivamente son muy buenos, y definitivamente es una plasta su cantante, ¡que tipo más plomo! Se la perdonamos porque canta tan bien. Ah, Loblondo de Hello Seahorse se aventó todo el set con ellos, muy bien. Decidimos movernos a las gradas para ver a Bunbury. Sus fans son muy fans y se ponen intensos adelante. El de Zaragoza salió con la enorme presencia que lo caracteriza, con la voz intacta y derrochando estilo como de costumbre. Cantó sobre todo cosas nuevas (que no conzco) y covers cantineros, porque anda en esa onda. Con el ánimo de sobrevivir el fin de semana, nos fuimos a medio set... nos sirvió de poco gracias a que los retrasados mentales de los policías dejaron estacionarse a miles de taxis y peseros en TODOS los carriles del circuito interior. Sigh.

Al día siguiente llegué para ver un cacho de Lost Acapulco, que son diversión garantizada. Ya sabía que el Warpig es macizo, pero me impresionó lo pachón que está, por poco y no lo reconozco. Ese día estuve acompañada de mi adorada Ana, que esta vez se trajo a Juan a la fiesta. El pobre nos tuvo que aguantar a las dos. Nos fuimos a la carpa ambulante porque Saúl Hernández presentaba un documental llamado Reportero, que resultó interesantísimo (rudísimo, sobre el semanario zeta de Tijuana). Regresamos al principal para ver al IMS (Instituto Mexicano del Sonido), que al igual que DLD, ya me gustaban y me hicieron fan. Las canciones son simpatiquísimas, y la iconografía más. La Rana se nos unió para ir al escenario del yogurt a ver a Carla Morrison... junto con otros miles. ¡Que fanaticada tiene esa mujer! Lo hizo muy bien y quedó claro que le quedó chica la carpa.  Retornamos al escenario principal para ver el final de Foster the People. A mi no me traen mucho chiste, pero hay que decir que le echaron mucha galleta y se acabaron ganando al público, con mariachi incluido. Yo estaba muy ilusionada con ver a Kasabian, me late su música que suena a caballos galopantes. Desafortunadamente ellos, o sus ingenieros, o no se qué, conspiraron para quitarles el punch y a pesar de que formalmente lo hicieron bien, les faltó algo y siento que quedaron a deber.

Para el plato fuerte de la noche, me fui a las gradas con Ana y Juan. Con tal de ver a Café Tacvba traquilos, nos resignamos a verlos desde lejos. Cual va siendo nuestra sorpresa, cuando aquellos deciden salir en una plataforma junto a la torre de sonido, enmedio de todo mundo. A las dos canciones, decidí bajar al piso a verlos de cerca. No tuve ningún problema. Todo mundo estaba brincando feliz. Desde ahí se aventaron un meddley de rock nacional (de bandas presentes en el festival) en ritmo disco, fa-bu-lo-so. Eventualmente se fueron al escenario principal, y nos dimos cuenta de que Rubén (como se llame en estos días, ni idea) traía bastón. Eso no impidió que pegara de brincos en el escenario, aunque sólo con una pierna. Todo lo que tocaron fue coreado y bailado por las decenas de miles de almas presentes. Son los jefes de esta ciudad y no nos cansamos de verlos. No estoy segura, pero puede ser la banda que más he visto en vivo en mi vida. No tengo intención de parar, son geniales. Dignísimos cerradores de sábado.
Un año más
 
Banderitas
La voz cantante de DLD
En la carpa ambulante con el Verde
El plomo biencantante de Zoé
Bunbury en lo suyo
Self explanatory
Ana, mi gran compinche
Saúl presentando documental
El divertidísimo IMS
Carpa atascada con Carla Morrison
Los mariachis de Foster the People
Atasque lumínico de Kasabian
Nuestras joyas en un diamante de luz
Los cuatro fantásticos tacvbos