11.1.13

Lecciones de abandono de pañal (diurno)

En el mundo de los papás, y mas de los primerizos, esa transición entre el uso constante al uso esporádico de pañales es todo un acontecimiento. A continuación va la crónica de nuestra historia particular con Leah, así que al que no le interese, deténgase ahora y vuelva más tarde cuando tratemos otros temas.

Justo cuando a mi me parecía que la niña ya estaba dando visos de estar lista para usar la bacinica (como a los dos años y dos meses) su maestra en la escuela me dijo que tenían planeado empezar la campaña en su salón. Con muchos años de experiencia, la maestra escoge grupitos de 3-4 niños a la vez para empezar el sistema. Leah fue colocada en el segundo grupo de su salón (hay varios niños más grandes que ella).

El sistema funciona así: uno los manda con sandalias, pañal y calzón encima en la mañana, con una maletota llena de cambios de ropa. Les quitan el pañal al llegar a la escuela, los cambian cada vez que se mojen y les ponen el pañal otra vez al salir. Llegando a la casa se les quita el pañal y se hace lo mismo hasta la hora de dormir.

Nosotros optamos por quitar el tapete de la sala y dejamos la bacinica ahi en medio, para tenerla a la mano en cuanto fuera requerida. No fue requerida en la casa durante dos semanas, aunque eso sí, se hizo pipí a 10 cm de la bacinica varias veces, asi que algo de conexión se estaba estableciendo. Los cambios en la escuela fueron mucho más rápidos, al cuarto día ya me regresaron solo una muda de ropa mojada y para la segunda semana ya hubo días de ninguna. La primera semana no quiso hacer sólido sin traer pañal, y de hecho me pidió pañal especificamente para hacer un par de veces. La segunda semana relajó sus requerimientos y tuve que lavar varios calzones embarrados, lo cual, debo decir, es la parte más ruda del famoso entrenamiento.

La tercera semana se enfermó de la panza, así que volvimos al pañal a todas horas porque tampoco se trata de vivir masoquismo total. La sorpresa fue que al final de esa semana ella sola pidió ir a la bacinica. Optamos por reforzarle el comportamiento con premios (huevitos sorpresa Kinder) y el sistema funcionó tan bien que no tuvimos un solo accidente y Leah se hizo adicta al chocolate.

Después de una semana de éxito y felicidad, tuvimos el viaje a Los Cabos y yo temía que eso nos pudiera retrasar o revertir el sistema. Me llevé la tapa de la bacinica, que sirve de asiento ajustable en un excusado normal. Por supuesto le puse pañal en el avión, pero no lo usó y no tuvo reparos en ir al baño en el aeropuerto. Durante la semana tuvo un comportamiento ejemplar y lentamente le dimos menos chocolate y mas ositos de goma.

A partir de ahi hemos tenido poquísimos accidentes, menos de uno por semana, aunque por supuesto sigue usando pañal en las noches. La mayoría de las veces amanece seca, pero hasta que no baje a nivel de dos o tres veces al mes, creo que se lo dejaremos. Los premios ya son muy esporádicos, aunque a veces los sigue pidiendo. Huelga decir que siempre reaccionamos de manera totalmente relajada cuando hay accidentes, a pesar de que a veces ella es la que se saca de onda y entonces hacemos hincapié en explicarle que no pasa nada.

La única parte pesada es el exceso de entusiasmo o espíritu de trampa que a veces tiene. Estábamos en la playa, subitamemte dice "pipí", sale la madre corriendo sobre la arena con la niña de 14 kilos en brazos, descubre al llegar al club de playa que se le olvidaron las sandalias, llega a tumbos al baño, Leah se resbala pero finalmente se sienta y luego me voltea a ver con su carita angelical y dice "no salió mamá". Historias similares se han repetido en variadas circunstancias. Le he explicado que no es bueno que me mienta, porque me canso y me enojo, pero por supuesto uno no se puede arriesgar a no creerle.

Total que una vez más estoy muy orgullosa de mi niña porque sigue pasando las marcas de desarrollo con un comportamiento de libro, y soy muy feliz de comprar pañales una vez al mes o menos.