16.6.09

Crónicas niponas: comida

Típica escena familiar en los noventas:

Ellos - Eva, ¿a dónde quieres ir a comer para tu cumpleaños?
Yo - Al club japonés

Mi último cumpleaños lo pasé en el Suntory de la ciudad de México. Con esto quiero ilustrar que llevo años enamorada de la comida japonesa, asi que la perspectiva de ir a Japón me ilusionaba especialmente por eso. Es un hecho que la exploración culinaria era una de mis prioridades durante el viaje.

Lo primero que debo decir es que recibí numerosas "felicitaciones" de los locales por saber usar los palillos tan bien, y por no hacer caras con la comida. Es claro que aprecian mucho que la gente esté dispuesta a comer productos autóctonos sin reparos. Otra cosa que hay que decir es que la comida, como el retso de las cosas en Japón, es rarísima. Las texturas, colores y sabores que uno experimenta no se parecen a nada que yo haya experimentado antes.

Hay algo que no entiendo: hay pescado fresco en todo el mundo, yo misma he comido pescado recién salido de la lancha del pescador en México, ¿cómo es que el pescado sabe infinitamente mejor en el archipiélago nipón que en el resto del globo?. Además del pescado, la comida está llena de sabores cláramente diferenciados, un sabor fuerte puede estar muy cerca de un sabor delicado, combinar muy bien, y no mezclarse. Por ejemplo, una sopa tenía tofu, algas y ciruela en un caldo ligero, los cuatro sabores estaban totalmente separados.

Yo aprecio una tradición culinaria de manera especial cuando uno come bien en cualquier nivel, en lo caro y lo barato, en la calle y en la casa, en lo elaborado y lo simple. Una vez que descubrí los triangulos de arroz envueltos en algas con rellenos variados (el sandwich japonés) los comí tooodos los dias de lunch. Era una ruleta divertida pararme en la tienda y escoger uno de los diez sabores sin saber qué me iba a tocar, ¿pescado seco?, ¿cangrejo?, ¿algas?, ¿ciruelas?. El otro hallazgo de minisuper fueron unas bolsitas de pulpa de fruta maravillosas, me aventé al menos dos diarias.

Entre lo más exótico que comí estuvieron camarones crudos, pulpo crudo, erizo, frijoles dulces enteros, nata de tofu y una buena cantidad de sustancias babositas que acompañan casi todo. Uno de los hallazgos más interesantes fue una deliciosa versión marinada de bambú que desafortunadamente sirven en porciones minúsculas. Uno entiende la fabulosa figura que tiene casi todo mundo ahi cuando queda claro que es imposible llenarse con esa sucesión de platillos divinos y diminutos. Nunca me quedé con hambre, pero jamás me sentí llena.

Dos comidas merecen ser mencionadas individualmente: 1) las piezas de nigiri-toro, que es el atún con más grasa (la panza del pescado)... se me sale una lagrimita cuando me acuerdo de ellas, la gloria en forma de pescado; 2) La cena de siete tiempos que cerró la visita a Kioto. Cada platillo era una sorpresa y traía sabores completamente diferentes al anterior, todo perfectamente balanceado (los detalles estean en la página de fotos). De la vista nace el amor.

Esto no es comida real, es de plástico. Sirve como eficiente menú visual para la hora pico del almuerzo (muy útil para turistas provistos de dedo índice)
Primera cena. Oscar se comió lo cocido, yo lo crudo.
Primera cena en Kioto, todos comimos de todo.
Bolitas de arroz chicloso, helado de vainilla, y frijoles dulces.
Nigiri-Toro. La mejor pieza individual de comida que entró en mi boca.
Sasshimi para dar y repartir
La cena del congreso
Mi típico lunch

2 comentarios:

Verde dijo...

Comparto una lágrima caida por toda esa comida deliciosa que hay en Japón.

Julia dijo...

Aaaaaaah, I am green with jealousy right now! Your tales are making me desperate to visit Japan.

Also, my translator thought "chopsticks" were "toothpicks", which is a nice visual image.