Yo no sé si Europa está infestada de chinches, o Niv y yo tenemos un radar poderoso para encontrarlas. Para los que no se sepan la historia anterior, cuando fuimos a Praga hace dos años, yo fui atacada por unas chinches del infierno que me hicieron alucinar de comezón un par de semanas (después ya no alucinaba pero parecía leprosa). Bueno, pues ahora el atacado es Niv, ¡pero el enemigo está en casa!. Para no hacerles el cuento largo, yo fui la primera en descubrirme unos piquetes en el codo, pero en cuanto Niv presentó una buena cantidad de piquetes en el torso (y solo del lado del que duerme) empezamos a sospechar que el peligro estaba en casa. Esperamos unos dias a ver si salian piquetes nuevos y en cuanto salieron agarramos nuestras chivas y nos mudamos a la sala. Aqui estamos de refugiados por el momento esperando a que el dueño del departamento decida que hay que hacer.
Espero que nunca hayan sido atacados por esos pinches bichos, pero si lo han sido, sabrán que los piquetes tardan muchisimo en desaparecer y que dan una comezón horrible. Yo les pregunto, ¿cuantas veces al día apoyan el codo en algún lado?, yo muchas veces, y cada una miento madres por la comezón que me provoca.. 'inches chinches.
Fuera de este problema doméstico, seguimos disfrutando del fantástico clima que éste mes ha decidido regalarnos. Hoy caminamos horas y horas por el parque de la ciudad, empujando una carreola de bebé por todos lados. Sigo sin ir al oktoberfest (ya tengo planes, luego les cuento) pero sus efectos son visibles por toda la ciudad. Una de cada veinte personas anda vestida con "trajes típicos". Ellas con vestiditos alpinos y delantales, ellos con pantalones de piel con titantes. La inmensa mayoría se ven bastante ridículos, pero hay dos que tres que le logran imprimir algo de estilo al asunto. Eso sí, cuando vienen de regreso en el metro todos se ven fatales.
Les debo mas chismes pero ya es hora de irse a la meme.
Besos.
3 comentarios:
Siempre que oigo de chinches me acuerdo de una anécdota. En 1995 yo y dos cuates chilangos nos fuimos a pasar un fin de semana a Jerusalem. Como andabamos quebrados nos fuimos a quedar a un hostel que lo manejaban paisanos ultra-ortodoxos en el mero corazón de la ciudad antigua. Era gratis, y hasta había desayunos, a cambio de que te chutaras unas clases de lavado de cerebro de las cuales me pelaba con la mayor habilidad imaginable.
Para hacerles un cuento largo corto... dormimos ahí una noche y al día siguiente nos despertamos y estos dos pelados estaban completa y absolutamente cubiertos en todo su cuerpo de piquetes de chinche. Totalmente. Yo amanecí sin ningún piquete y de hecho no recuerdo que nunca me hayan atacado así las chinches. Pobres chamacos, supongo que alguna deuda pendiente tendrían por ahí.
Ay Kirsch, asi de agria tendras la sangre...
Quema copal en tu cuarto, si no salen las chiches al menos se les olvidan...
Publicar un comentario