Un día de lluvia lo dedicamos a peinar el centro de la ciudad, en particular varias tiendas. Por casualidad, nos topamos con la celebración del orgullo gay en Marienplatz. Nos divertimos como enanos viendo. El otro día de lluvia lo pasamos metidos en el Deutsches museum, junto con medio Munich. Una de las ventajas de las noches lluviosas es que acabamos teniendo dos buenas cenas caseras, una en nuestra casa y otra en casa de Manu, primo de Ana, que preparó unas albóndigas españolas buenísimas.
Hace mucho tiempo que yo no había estado en contacto cercano con niñas de esa edad (10 y 13) y me alegra reportar que nos resultó de lo más agradable. Más de una persona me había dicho que los chamacos de ahora son antisociales (con los adultos), resentidos (idem) y caradefuchi, pero estas niñas no demostraron nada de lo anterior, al contrario. Lo pasamos de lo lindo todo el fin de semana y solo lamento que no se hayan quedado más tiempo para enseñarles más cosas.
En el parque
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