Nuestras vacaciones de diciembre consistieron en volar a la península de Yucatán y encontrarnos ahí con mis suegros. Decidimos rentar un condominio en Puerto Morelos, que resultó ideal para nuestras necesidades. Frente a la playa, con una albercota muy cómoda, con vecinos pero nada molestos, al contrario. La casa estaba pegada a Puerto Morelos, pero no en el pueblo como tal.
Leah resultó tenerle pavor al agua y al principio hasta a la arena. Supongo que es instinto básico suponer que uno se puede ahogar con tanto líquido alrededor. La fuimos convenciendo poco a poco de acrecarse al agua, y cuando estábamos a punto de meterla... se enfermó. No pasó de mojarse los pies. A la arena sí la perdonó, al menos.
Antes de que se enfermara, alcanzamos a llevarla a un fabuloso zoológico interactivo llamado
Croco-Cun. Tiene muchos cocodrilos, y una cantidad asombrosa de víboras, pero también algunos peajaros, venados, changos y algunos otros bichos de tamaño discreto. Lo que lo hace especial es que el guía carga con una bolsita de comida adquirida en la entrada y le va dando a uno cosas para alimentar a los animales. Le dimos de comer a un par de monos araña, a varuos venados, y a otros bichos simpáticos. Hasta Leah participó en la interacción. Muy muy recomedable.
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Con su traje de surfer |
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Cuando perdonó a la arena |
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Cuando nos dejó acercarnos al mar |
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Con juguetes todo es meas fácil |
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Tres generaciones |
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Besito |
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¡Que fríos son los cocodrilos! |
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Que dulces son los venados |
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Que simpáticos son los monos araña |
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