Todo comenzó con la llegada de mis adorados padres, después de una semana infernal en el trabajo. Recién llegados del aeropuerto, los saqué a la calle otra vez antes de que pudieran siquiera pensar en el jet-lag, directito al último día del Oktoberfest. Rondamos un poco por los juegos, otro poco por algunas tiendas, y finalmente nos sentamos afuera de una de ellas para proceder a mostrarles los finos productos culinarios y bebidas fermentadas del Wies'n. Nos la pasamos divertidísimos viendo a la gente y practicamente cerramos la tienda. Me impresiona el aguante de los señores.
Al otro día llegaron las otras esperadas visitas: Acely y su prima Laura, que estaban en medio de un gran tour Europeo. Comencé mis vacaciones llevándolos a todos al bonito Schloss Nymphenburg, uno de mis paseos favoritos con buen clima. Hicimos la peregrinación de las cuatro casas (que sólo había hecho antes con Acely, curiosamente) y así aprovechamos cabalmente el excelente clima. Los llevé a comer a un resaturant orgánico del barrio gay, que tiene una alta concentración de restaurantes buenos de varios tipos, por cierto. Cerramos el día en una de las grandes cervecerías del centro, comiendo lo que yo he apodado como "comida de ogro", platos de carne con harta papa y grasita por todos lados, muy disfrutable de vez en cuando.
Y todo lo bueno se acaba, así que tuvimos que despedirnos de Laura y de Acely, que eventualmente tomaron rumbo a Suiza mientras nosotros tomamos rumbo a Italia.
En el brindis
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